Durante su intervención en un curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP), explicó que “no son asegurables” al tratarse de un riesgo que cuando se declara “ataca a todos al mismo tiempo”, lo que “impide la compensación de unos riesgos con otros”.

“Esa mutualización del riesgo queda rota en el caso de la pandemia”, dijo, admitiendo a renglón seguido que cabe articular una cobertura de otra manera con un esquema público-privado que contemple una “protección por capas”.

El mecanismo contaría con una primera capa de “autoprotección”, donde las empresas se harían cargo de los costes en las primeras semanas del impacto, con un segundo escalón donde entraría el seguro privado “dentro de los límites que su capacidad financiera le pueda permitir”. “Si los daños llegasen a desbordar estos dos primeros escalones, la tercera pata sería la garantía pública, bien local, bien nacional”, refirió.

La presidenta de Unespa indicó que “son temas donde el seguro puede colaborar con intensidad y con eficiencia” bajo dos condiciones: “que todo se diseñe con solidez técnica” y los compromisos de coordinación “sean claros” y “estables”. A título de ejemplo puso al Consorcio de Compensación de Seguros, un instrumento “envidiado” en el resto de países y que da cobertura a riesgos no asegurables como las catástrofes climatológicas o los causados por automóviles sin pólizas.

Durante su intervención refirió que la crisis ha puesto en evidencia “carencias en nuestro aseguramiento” en empresas, donde en muchos casos su protección es “muy baja o, incluso, nula”; y en particulares. “Los hechos nos están demostrando cada vez más la realidad sobre la afirmación de que las sociedades más aseguradas son también las más seguras”, abundó.

De manera específica subrayó que la falta de ahorro hace que la economía tenga menos recursos para encarar precisamente la reactivación. “La salida de la crisis se financia con el ahorro y si no se tiene ahorro la tendremos que financiar con el ahorro de otros y al coste que nos quieran poner”, advirtió, considerando positivo que se cuente con los fondos de la Unión Europea, pero apelando a que esta ayuda, “que estamos a punto de recibir, no verla como final sino cómo trabajar con ella para reducirla en el futuro”.

A título ilustrativo indicó que en España la mediana de ahorro por habitante es de 4.350 euros, frente a los 53.000 de Dinamarca, los 35.000 de Reino Unido o los casi 13.000 de Francia, algo a lo que no ayudan a su juicio situaciones como que se favorezcan los rescates o se cuestionen, incluso, los incentivos fiscales en los productos que permiten hacer esa hucha desde el discurso público.

SEGURO DE CRÉDITO

Durante su intervención volvió a lamentar que el Gobierno no plantease apoyos efectivos para el seguro de crédito como los que se han articulado en otros países, sino un plan que fue rechazado por las compañías precisamente porque era “un programa de financiación” más que una ayuda al obligar a devolver las cuantías, en condiciones “muy gravosas” y con una dotación escasa.

González de Frutos afeó que se hace “mal” con “esa falta de sensibilidad” ya que puede tener consecuencias, “lastrando a nuestras empresas frente a los competidores”. “Se quedó muy corta”, resumió, apuntando que el Gobierno es “perfectamente consciente de cuál ha sido la calidad y la cantidad de la respuesta aseguradora”. “No ha necesitado medidas de apoyo específico seguimos siendo parte la solución y nunca hemos sido parte del problema”, reivindicó, aclarando que la falta de ese fondo para el seguro de crédito a quien pasa factura no es al sector asegurador sino a las empresas en la cobertura de riesgos de sus negocios.

EL SEGURO SUFRIRÁ LA CRISIS EN EL 2021

La presidenta de Unespa detalló que la crisis amplió la caída del negocio del seguro desde el 2% que acusaba en febrero al 10% en mayo y dañó de forma puntual la solvencia de las compañías por el desplome del valor de sus inversiones encajado con la debacle bursátil, pero será en el año 2021 cuando “nos vamos a jugar buena parte de nuestra suerte”.

La razón es que se trata de una actividad pegada a la economía y que sufre especialmente con “crisis prolongadas” si acaban debilitando las rentas de los hogares y empresas hasta al punto de cancelar o rebaja sus pólizas de seguros. No obstante, defendió que el sector “va a aguantar" el envite ya que goza de buena solvencia y liquidez.

Precisamente por esa robustez cuestionó que el supervisor haya aplicado a las compañías recetas “copiadas” o “inspiradas” en las exigencias del Banco Central Europeo (BCE) a la banca y les impida pagar dividendos o recomprar acciones propias.

Pilar González de Frutos consideró dicha decisión “un episodio más de esa confusión que a veces existe entre entidades aseguradoras” y la banca de forma injusta, “ya que no teníamos problemas: ni problema de liquidez ni de solvencia que justificasen una medida así”.

A su juicio el supervisor debería haber procedido a tomar decisiones “caso por caso” con las compañías “y no de manera generalizada porque no había razones que lo sustentase”.