Así lo pone de manifiesto un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado este lunes, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental que se celebra el próximo 10 de octubre.

La investigación se realizó entre junio y agosto de 2020 en 130 países, donde se evaluó el impacto de la pandemia en el acceso y la prestación de servicios neurológicos, de salud mental y para el tratamiento de adicciones.

Según sus resultados, en seis de cada diez países la atención a colectivos vulnerables se vio resentida. Destacan las pérdidas en los servicios para niños y adolescentes (72%), personas mayores (70) y mujeres que acaban de dar a luz (61%).

Además, el 67% de los países interrumpieron programas de acompañamiento y psicoterapia; el 45% sufrieron retrasos y cancelaciones en los servicios de atención a personas adictas a los opiáceos, y el 30% limitaron el acceso a medicación para enfermedades neurológicas y mentales.

El 35% reportaron problemas en sus servicios de emergencia –para la atención de personas en riesgo de suicidio, con delirios o síndrome de abstinencia o que sufrían una intoxicación grave por abuso de sustancias-, con graves consecuencias sobre la salud de los pacientes.

Por otro lado, los programas de atención psicológica en escuelas y lugares de trabajo se vieron interrumpidos de forma total o parcial en el 75% de los estados.

De media, el 70% de los países pusieron en marcha programas de telemedicina para paliar este déficit, aunque su implantación fue bastante desigual.

EL 80% de los países desarrollados han adoptado estas estrategias, que en cambio no han llegado a más de la mitad de los países en desarrollo.

Del mismo modo, aunque el 89% de los estados afirman que la salud mental forma parte de sus planes de respuesta a la Covid-19, solo el 17% destinan un presupuesto específico a este fin.

MÁS FONDOS

Según la directora del departamento de Salud Mental y consumo de sustancias de la OMS, Dévora Kestel, todos estos datos ponen de manifiesto la necesidad de incrementar la inversión en salud mental a nivel mundial. “No solo es que la pandemia haya perjudicado los programas de atención psicológica y similares, sino que además ha supuesto un aumento de las necesidades", explicó.

Los datos indican que los problemas relacionados con consumo de drogas y alcohol, insomnio y ansiedad se han incrementado a causa de la crisis de la Covid-19, que ha generado “aislamiento, ansiedad, pérdida de ingresos y miedo”.