En el debate de la moción de censura en el Congreso de los Diputados, Quevedo cuestionó la legitimidad de esa iniciativa porque "para que algo sea legítimo debe tener fines legítimos", y los de la moción de censura deben ser la sustitución del Gobierno, pero en este caso es solo "tratar de mejorar su posición política a costa de meter en un lío al PP".

Si creen que las 'trece rosas' eran "asesinas y violadoras", que los políticos elegidos democráticamente en la Segunda República eran "asesinos", que quien dio un golpe de Estado y sumió a España en cuarenta años de oscuridad era un "libertador" y que el Gobierno actual es "golpista y no sé cuántas cosas más", la única conclusión posible, dijo a Vox, "es que ustedes son unos fascistas". "Aquí los totalitarios, si no les importa, son ustedes", les dijo. Con ese lenguaje "guerracivilista y protogolpista", dijo, "uno llega a pensar que si pudieran, que no van a poder, darían un golpe".

Quevedo aseguró que "la única ventaja" de este debate es que Vox ha tenido un tiempo "extensísimo" para exponer sus ideas, y escucharlas "pone los pelos de punta". Al hablar del "virus chino", Quevedo se preguntó si en el caso de ocurrir "la terrible distopía" de que Vox llegara al Gobierno, declararía la guerra a ese país.

Quevedo confirmó por ello el voto en contra "con mayúsculas", y después la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, se mostró también en contra de una moción que es "puro teatro". Más allá de la iniciativa, alertó de que el debate "no lleva a ningún sitio" porque la política en los últimos tiempos no es útil. "Hemos convertido este país en una tierra de fanáticos", advirtió. "Estamos suicidándonos como país, debilitándonos como sociedad, traicionando a nuestros hijos y nietos", aseguró, y mientras "el escaso talento político" se dedica "a la destrucción y a la manipulación".