Así se expresó Brufau en la inauguración de las jornadas de Deusto Business School “Transición Energética y Urbana Movilidad Sostenible e Inteligente”.

Según el presidente de Repsol, “cuando hablamos de la necesidad e impulso de las nuevas tecnologías de la información y de la disrupción digital”, se debería tener en cuenta que “esta revolución, a la que se asocia la Transición Energética, se basa en la explotación de bienes tan escasos como indispensables: los llamados metales raros”.

A este respecto, apuntó que las baterías eléctricas de los coches, las baterías de los teléfonos móviles, la industria aeroespacial, los aerogeneradores, los supercomputadores de alta temperatura, los generadores termoeléctricos de los coches, los paneles solares, los portátiles o las pantallas de plasma se hace con recurso a estos metales.

“Mientras esto ocurre, asistimos con total indiferencia a como el dominio en la producción de estos metales se está concentrando de forma monopolística en China”, añadió.

En la misma línea, señaló que “también vemos como la explotación de estos metales ocurre en muchos lugares del mundo, pero sobre todo en África, en minas a cielo abierto, en condiciones infrahumanas e indignas y utilizando la destrucción masiva de roca y el uso de materiales ácidos altamente tóxicos para su extracción”.

Por tanto, concluyó que, “para garantizar un futuro competitivo para nuestro país y para Europa, caben algunas preguntas, seguramente incómodas para nuestros políticos que deberán ser tenidas en cuenta y respondidas estratégicamente por ellos”.

Dichas preguntas son, según Brufau, “¿en qué regiones del mundo se producen las palancas para ser los vencedores en esta Revolución Verde y Digital? O ¿qué tiene Europa de estas palancas?”.

"Es evidente que para protagonizar con éxito una revolución energética seria, auténtica, tenemos que interpretar todos estos factores si no quiere Europa quedar relegada en su nivel de desarrollo”, finalizó.