Lucha contra el suicidio

El Cermi reivindica un plan nacional contra el suicidio y una sociedad “menos materialista y más empática”

MADRID
SERVIMEDIA

El vicepresidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) y presidente de la Confederación Salud Mental España, Nel Anxelu González Zapico, reclama un plan nacional contra el suicidio y destacó la necesidad de avanzar hacia “una sociedad menos materialista y más empática”.

Así lo puso de relieve González Zapico durante el encuentro ‘El suicidio, el mayor fracaso social’, el cuarto de los seis encuentros organizados por el Real Patronato sobre Discapacidad y el Cermi, con el fin de abordar diferentes realidades relacionadas con el binomio soledad no deseada y discapacidad.

El encuentro fue conducido por la directora ejecutiva del Cermi, Pilar Villarino, mientras que la consejera técnica del Real Patronato sobre Discapacidad, Maite Fernández, clausuró el acto y subrayó el compromiso de este organismo con la lucha contra la soledad no deseada de las personas con discapacidad.

En su intervención, González Zapico repasó los datos disponibles sobre el suicidio y alertó de que es la primera causa de muerte no natural en España. Por ello, pidió un plan nacional de prevención del suicidio, que “refleje un compromiso claro de los gobiernos”, al tiempo que solicitó incluir educación emocional en los colegios desde edades tempranas y avanzar hacia una “sociedad menos materialista”.

“Es fundamental promover cambios en el sistema social, que fomenta el individualismo y que mide el éxito en función de lo material, lo que genera una competencia feroz donde no tiene cabida la empatía”, avisó González Zapico. Llamó también a reforzar la prevención, con especial atención a las personas con mayor riesgo.

También desde Salud Mental España intervino Rosa Bayarri, vocal de esta entidad, quien instó a “aliarnos y tejer una red robusta que no deje a nadie atrás para que quien, en un momento de dificultad no tenga un amigo o un familiar, tenga donde recurrir, porque la unión hace la fuerza”.

Bayarri insistió en la importancia de las sinergias que se llevan a cabo desde Salud Mental España y repasó el trabajo que se viene realizando con distintas organizaciones de la discapacidad, organizaciones sociales, universidades y administraciones. Igualmente, remarcó la relevancia de trabajar de la mano de los medios de comunicación, porque “las palabras sí importan”.

TELÉFONO DE LA ESPERANZA

Por su parte, Rosa de Arquer, del Teléfono de la Esperanza, explicó que las personas voluntarias de esta asociación atendieron en España durante el pasado año más de 116.000 llamadas, 24 horas al día, de las que el 10% estaban relacionadas con temática suicida. Además, recordó que, de media, unas 10 personas al día se suicidan en España (cuatro mujeres y seis hombres).

Con estos datos, Rosa de Arquer comentó que “en el suicidio nunca hay un único motivo”, aunque alertó de que “la desconexión social es un gran factor de riesgo”. Para luchar contra “este problema de salud pública”, planteó la adopción de un enfoque psicosocial que cuide el “bienestar físico, social y mental” de la persona. “Si alguien piensa en el suicidio, que sepa que no está solo”, zanjó.

Elena Briongos, de la Fundación Cermi Mujeres, centró su intervención en “la falta de empatía, que se hace más crítica en el caso de las mujeres y, todavía más, en las mujeres con discapacidad, pues se nos infantiliza” y se “nos sitúa en el último escalón”. Así, abogó por una “plena inclusión de la discapacidad, especialmente de las mujeres, para alcanzar una sociedad más sana y menos sola”.

En el apartado de testimonios, Andrés Colau explicó su experiencia personal como superviviente a la problemática del suicidio y relató que le “salvó” una llamada de un familiar. Igualmente, vaticinó que las situaciones de problemas relacionados con el suicidio se pueden incrementar por la crisis que se está viviendo por la pandemia de Covid-19.

Pese a esta situación, criticó que los medios de comunicación “apenas presten atención a la salud mental, y esto sería muy importante, porque sería el modo de entrar en las casas de estas personas que tienen problemas”.

El webinario concluyó con un testimonio en primera persona de un voluntario del Teléfono de la Esperanza, quien puso en valor la formación “seria, larga y rigurosa” que se recibe (durante un año) antes de atender llamadas. Señaló que, si bien “soledad y suicidio no son sinónimos, sí que el aislamiento es un factor de riesgo enorme”, por lo que instó a las administraciones a reforzar las políticas públicas para luchar contra esta lacra.

Eso sí, defendió que la lucha contra la soledad no deseada es tarea de toda la sociedad. “No solo tenemos que exigir a las administraciones o ver qué pueden hacer las organizaciones de la sociedad civil, sino que cada persona, en su entorno, puede ser un ‘teléfono de la esperanza’, pues hay gestos tan sencillos como acercarse a ese vecino que está solo para preguntarle si necesita algo. A lo mejor no siempre se trata de ir a comprarle el pan para que no tenga que salir a la calle por los riesgos de la pandemia, sino que en ocasiones puede demandar conversar cinco minutos. En definitiva, alimentar el alma”, enfatizó el voluntario del teléfono.

(SERVIMEDIA)
30 Oct 2020
DMM/nbc