El documento subraya que "los nuevos productos electrónicos relacionados con el hecho de fumar supone una amenaza grave para la salud de la población. Unido a ello, la ausencia de regulación o la presencia de una regulación sometida a los intereses de la industria tabaquera (propietaria actual de la mayor parte de estos nuevos productos) amenaza los logros conseguidos en salud pública en los diversos países en la protección de la población frente a los problemas derivados del consumo de tabaco".

Además de instar a las autoridades a que incrementen la presión fiscal de los cigarillos electronicos hasta hacerla similar o equiparable a la de los productos de tabaco, piden restringir toda publicidad, directa e indirecta, promoción y patrocinio de estos dispositivos, expandir y equiparar las políticas de espacios libres de humo a los cigarrillos electrónicos, así como restringir al máximo el uso de saborizantes y colorantes, ya que su uso va fundamentalmente encaminado a la captación de la población aún no consumidora.

"La industria tabaquera, más que parte de la solución, es parte responsable del problema. A lo largo de la historia ha usado numerosas artimañas y estrategias para evitar las medidas de control del consumo de tabaco. Actualmente ha ampliado estas estrategias con un más profundo conocimiento del marketing, para posicionar sus nuevos productos en el mercado y potenciar su uso, con un lavado de imagen y un halo de salubridad que recuerda continuamente a las primeras estrategias usadas por la misma. Los actuales 'influencers' y los nuevos métodos de publicidad basados en la comunicación integrada, están haciendo llegar a la población más joven y a población interesada en dejar de fumar, una falsa creencia de inocuidad de los cigarrillos electrónicos que puede ser un gran retroceso en el control de la epidemia tabáquica, concluye el CNPT.