Según señala el comisario de Medio Ambiente, Stavros Dimas, la etiqueta ecológica comunitaria "es una etiqueta de excelencia en la que pueden confiar los ciudadanos de la UE. Cuando vean el logotipo de la flor pueden estar seguros de que el producto o el servicio que escogen es respetuoso con el medio ambiente".

Este sello ambiental es un sistema voluntario puesto en marcha en 1992 para fomentar la producción y el consumo de productos y servicios ecológicos en toda la Unión Europea.

En la actualidad, casi 20.000 productos y servicios llevan el logotipo de la flor que identifica a la etiqueta, entre los que se cuentan productos de limpieza, aparatos, productos de papel, tejidos, productos de jardinería y del hogar y lubricantes. También servicios de alojamiento turístico.

Estos productos y servicios pueden encontrarse en todos los estados miembro de la UE y en muy diversos países de todo el mundo, como India, Nueva Zelanda, Canadá y China.

Todos los productos que llevan la etiqueta ecológica comunitaria han sido inspeccionados por organismos independientes para comprobar su cumplimiento de unos criterios ecológicos y de rendimiento rigurosos.

El sistema se está revisando actualmente para aumentar el número de productos y servicios cubiertos y centrarse en los que presentan mayores posibilidades de mejora. También se simplificarán los trámites para las empresas que soliciten la etiqueta y se reducirán las cuotas.