Medio Ambiente

La Fundación BBVA reconoce la incorporación de la dimensión social para facilitar la adaptación a los impactos del cambio climático

MADRID
SERVIMEDIA

El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento ha sido concedido en su decimotercera edición a Neil Adger, Ian Burton y Karen O’Brien por cambiar el paradigma de la actuación frente al cambio climático, previamente limitada a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, al incorporar el concepto de adaptación a los impactos inevitables.

Si en ediciones anteriores el Premio Fronteras del Conocimiento había reconocido contribuciones a la ciencia del cambio climático desde la modelización, la Física o la Economía, este año el galardón reconoce la aportación de las Ciencias Sociales.

En concreto, el jurado ha premiado a tres investigadores que han liderado el estudio de "cómo las condiciones sociales y la culturales determinan nuestra vulnerabilidad al cambio climático y nuestra capacidad de adaptación", según destacó el jurado.

El geógrafo Ian Burton, profesor emérito de la Universidad de Toronto, llegó al desafío del cambio climático desde la investigación sobre desastres naturales. Fue pionero a la hora de promover el concepto de 'adaptación' para hacer frente a los efectos del cambio climático que, a la luz de las previsiones, son ya "inevitables".

Burton impulsó así, desde las primeras reuniones internacionales sobre el clima, una nueva área de investigación para definir las mejores estrategias de adaptación en infraestructuras, urbanismo, agricultura y arquitectura, entre otros ámbitos, y que deben ir en paralelo a los esfuerzos para "mitigar el cambio climático reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero".

Adger, Burton, y O’Brien "enfatizan la importancia de la interacción entre el cambio ambiental y la globalización", así como la necesidad de "incorporar la dimensión cultural y, centralmente los valores" a los esfuerzos de adaptación a los impactos del cambio climático que ya no se pueden detener.

En palabras de Miquel Canals, director del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Universidad de Barcelona y miembro del jurado, aseguró que "los premiados documentan la dimensión humana del cambio climático en toda su magnitud: la salud, el bienestar, la desigualdad, la vulnerabilidad de naciones enteras, los cambios demográficos, las migraciones…, todos ellos grandes temas de nuestro tiempo cuya conexión con el cambio climático a menudo tendemos a ignorar".

"Sus aportaciones son también una ventana hacia el futuro, un futuro en el que los efectos globales del cambio climático se exacerbarán sin ningún género de dudas. En otras palabras, los premiados nos ponen, como sociedad y como individuos, frente al espejo. Mirar lo que el espejo refleja, y actuar en consecuencia, ya depende de todos y cada uno de nosotros", concluyó el director.

En un principio, el concepto de adaptación no fue fácilmente aceptado. Como explicó ayer por videoconferencia el profesor Burton, quienes destacaban la necesidad de las medidas de mitigación, es decir, la reducción de emisiones de gases invernadero, consideraban contraproducente hablar de adaptación. "Argumentaban que con la mitigación no sería necesaria la adaptación; pero yo defendí, basándome en las evidencias obtenidas en mi investigación, que necesitábamos tanto medidas de adaptación como de mitigación, porque no era posible mitigar lo bastante rápido como para evitar algunos impactos", explicó.

NEIL ADGER

Neil Adger concentró su investigación en uno de los principales efectos sociales del cambio climático: las migraciones. Gran parte del trabajo de Adger, catedrático de Geografía Humana en la Universidad de Exeter (Reino Unido), incluye toma de datos sobre el terreno, con la realización de encuestas y entrevistas a población local en países como Vietnam y Bangladesh. Sus conclusiones muestran que el grado de vulnerabilidad de una población al cambio climático depende "muy directamente de medidas sociales y políticas", no únicamente del clima en sí.

El galardonado resaltó que "aunque los migrantes raramente mencionan de manera explícita el cambio climático como causa de su decisión, sí que la atribuyen al dramático deterioro de fuentes tradicionales de recursos, como la agricultura, están asociados en muchos casos al clima".

Adger cree que además de actuar sobre los espacios naturales, las estrategias de adaptación deben fijarse también en las ciudades. "El flujo migratorio que predomina en todo el mundo es el movimiento de las zonas rurales a las ciudades. El cambio climático acelera este proceso, porque sus impactos restan atractivo a las zonas rurales. Las ciudades son un punto clave en la adaptación al cambio climático; necesitamos que se preparen, que planifiquen cómo adaptarse al cambio climático para resistir mejor esta amenaza", explicó el catedrático.

KAREN O´BRIEN

También Karen O’Brien, catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Oslo, investigó el impacto en poblaciones vulnerables que, según su trabajo, están sometidas a una doble exposición: al cambio climático y a la globalización. "Si en la fotografía una doble exposición se refiere a dos imágenes que se solapan y crean una imagen borrosa, con este concepto expresamos cómo los procesos de globalización y del cambio climático se superponen y crean desigualdad. Ambos procesos no solo se solapan, sino que se retroalimentan", afirmó.

La investigación de O’Brien se refiere además al concepto de adaptación introducido por Burton desde una perspectiva psicosocial y cultural. O’Brien habla de tres esferas de adaptación para llegar a la transformación que requiere el reto del cambio climático: "El cambio climático es un problema que trasciende al medio ambiente; es un reto social y cultural. La adaptación ante los efectos del cambio climático requiere una transformación profunda en tres esferas –la práctica, la política y la personal– que interactúan entre sí. La práctica atañe a la tecnología y el comportamiento, la política a las estrategias y medidas concretas, y la personal a los valores".

O’Brien defiende que uno de los motores "más potentes" para esta transformación proviene de la educación, al igual que de los medios de comunicación como difusores del conocimiento sobre cambio climático basado en la evidencia.

(SERVIMEDIA)
13 Ene 2021
SAM/gja