Cultura
Eduardo Mendoza celebra con el Premio Princesa de Asturias que tras 50 años de carrera “no me han mandado al cuarto de los trastos”
- Dice que de alguna manera se le reconoce que se haya dedicado a lo que “más me gusta: escribir y hacer el vago”
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El escritor Eduardo Mendoza consideró este miércoles que la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Letras supone un “estímulo” y la constatación de que 50 años después de la publicación de su primera novela –‘La verdad sobre el caso Savolta’- “todavía no me han mandado al cuarto de los trastos”.
Lo dijo en una rueda de prensa celebrada en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona en la que se disculpó por el estado de su voz, ya que “precisamente hoy me he quedado afónico, no por el premio, venía cultivándolo”.
Eduardo Mendoza afirmó que “a estas alturas” de su vida “todo es un estímulo”, incluyendo la concesión de este galardón, el cual recibe con “un gran efecto de satisfacción", al permitirle comprobar cómo 50 años después de la publicación de ‘La verdad sobre el caso Savolta’ “todavía no me han mandado al cuarto de los trastos”. “Esto es muy bonito”, refrendó.
En ese sentido, confesó que su primera reacción al conocer que se le ha otorgado el Premio Princesa de Asturias de las Letras ha sido transmitirle al jurado lo siguiente: “Me he dedicado toda la vida a hacer lo que más me gusta: a escribir y a hacer el vago, y esto al final me lo premian de esta manera”.
Del mismo modo, explicó que desconoce si se le considera “un proveedor de felicidad”; pero dejó claro que él se ve como “un proveedor de felicidad para mí mismo”.
Preguntado por su contribución al género humorístico en España, subrayó que éste “siempre ha existido” en teatro, en cine y en televisión; sin embargo, observó que “en novela esta un poquito en horas bajas”.
Esto le sirvió para reseñar que tuvo “la desfachatez de lanzarme” en el género humorístico, “primero con una novela seria con toques de humor” para luego “abrir una sucursal exclusivamente de humor”, lo cual resulta “arriesgado, porque si en humor fracasas, no hay salvación”.
Luego de apuntar que “detrás de mí, se han animado muchos”, constató que actualmente “hay una literatura de humor digna”, un tipo de literatura que “ya está naturalizada”.
Eduardo Mendoza reconoció que no ha llamado a nadie tras el anuncio del premio, ya que “me estaban llamando a mí” para felicitarle. Esto le permitió explicar que ha recibido la comunicación del jurado cuando se encontraba en el médico en “una visita rutinaria”.
Preguntado por la situación en Cataluña y el impulso del Pacto por la Lengua por parte de la Generalitat, deslizó que sobre este asunto se encuentra “doblemente afónico”. No obstante, atestiguó que desea que “haya concordia, buena voluntad, corridas de toros, vino, juerga y fútbol. Lo demás me trae sin cuidado”.
Respecto a cómo ve Barcelona, la ciudad en la que ha situado buena parte de sus obras, arguyó que “todas las ciudades cambian muchísimo”, y puso de manifiesto “la Barcelona de mi infancia no la conocería ni su padre porque ha cambiado radicalmente”, pasando de ser “una ciudad tranquila” a convertirse en “un referente turístico mundial que no se sabe dónde va a parar”.
Eduardo Mendoza concluyó afirmando que “también ha cambiado la manera de ver las ciudades”, lo que le permitió afirmar que “he tenido la suerte de ser un testigo privilegiado, porque he visto el cambio, he vivido mucho tiempo fuera, lo que me ha permitido hacer la comparación y ver los cambios en perspectiva y he podido contármelo a mí mismo”.
(SERVIMEDIA)
14 Mayo 2025
MST/clc