Psicología

Sucesos como la explosión de un edificio en Madrid “despiertan” emociones negativas, pero los expertos instan a “no huir” de ellas

- Los psicólogos recomiendan “tomar perspectiva”, mantener las rutinas y compartir la incertidumbre

MADRID
SERVIMEDIA

Sucesos traumáticos como la explosión registrada este miércoles en un edificio de la calle Toledo de Madrid pueden “despertar” los miedos, la ansiedad, la incertidumbre para afrontar el día a día o incluso el insomnio en la población en un contexto de “crisis continua y constante” como la actual. Sin embargo, los expertos en psicología animan a “no huir” de estas emociones y a “aprender” de la experiencia.

Así lo defendieron, en declaraciones a Servimedia, el director médico de la Clínica Nuestra Señora de la Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Álvaro Pico, y la catedrática de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y académica de número de la Academia de Psicología de España Maria Paz García-Vera.

Pico reconoció que el “trauma” que generan estos hechos “se ve muy agrandado” en situaciones con un nivel de estrés, tensión y presión “muy elevado” como el que ocasiona una pandemia como la actual, que, además, “nos hace sentirnos muy inseguros a todos los niveles”.

A este respecto, incidió en que eventos traumáticos de este tipo en estas condiciones impulsan un “repunte” de ansiedad, insomnio, somatizaciones y dolores como respuesta a “algo que se escapa de nuestro control”.

“Con la actual crisis, nuestras rutinas se han roto y todo lo que venga a sumar ahí nos genera un mayor efecto negativo”. ”Para los que tienen problemas previos, un evento como éste aumenta la gravedad de esos síntomas y para los que no, pueden aparecer ansiedad o insomnio”, insistió.

En la misma línea, García-Vera dejó claro que un episodio de este calado “no afecta igual a todo el mundo”, y recordó que los seres humanos reaccionan “con ansiedad cuando hay peligro y con tristeza cuando hay pérdidas”, emociones de las que, insistió, “no hay que huir y que deben servirnos para pensar y reflexionar”.

“No pasa nada por estar tristes, pero vamos a aprender de esa tristeza, y tampoco pasa nada si tenemos ansiedad, porque nos permite estar alerta”, sentenció, convencida de que “no hay que temer” a ninguna de ambas emociones, que, además, tienen un componente “adaptativo” siempre y cuando no se prolonguen más allá de un mes aproximadamente en el caso de la población general y no directamente afectada por este suceso.

En su opinión, es “normal” que la “mayoría” de madrileños estén afectados y “más tristes” de lo habitual estos días porque la explosión afectó a “gente muy buena”, puso en peligro a dos grupos vulnerables como niños y ancianos, pero también ha afectado a un “símbolo y emblema” para la ciudad como es la parroquia de la Virgen de la Paloma, pero ese hecho, a su vez, puede servir para “valorar aún más” este referente identitario, de la historia, la cultura y la fe de los madrileños, que la “sienten como algo suyo”.

“Tenemos que tratar de reflexionar y aprender a cuidar a las personas y las cosas que tenemos alrededor, que dábamos por sentadas y que podemos perder en cualquier momento”, apostilló, al tiempo que advirtió de que la ansiedad que genera en la población una explosión de este tipo “tampoco es mala” porque puede hacer que los ciudadanos “valoren lo que puede suponer un peligro para su vida y aprendan a protegerse mejor”.

En este punto, aseguró que el “foco” de la atención debe dirigirse, especialmente, hacia los familiares y allegados de las víctimas, las personas mayores que viven en la residencia anexa, los vecinos que vivieron más de cerca la explosión y el entorno más directo de los alumnos del colegio aledaño, a quienes, según su criterio, habría que evaluar mediante un estudio “proactivo” y a través de un “cribado” para detectar a quienes necesiten apoyo psicológico y generar un “paraguas de protección” para ellos.

“Todo lo que sea prevenir antes de que llegue a ser un problema será más fácil que tratar”, sentenció, al tiempo que emplazó a permanecer “atentos a las señales”, pedir ayuda inmediata en caso de experimentar una tristeza y ansiedad “insoportables” y hacer que las personas más afectadas se sientan acompañadas y dispongan de los recursos necesarios para “digerir sus emociones”.

Ambos expertos coincidieron en que el ser humano “es mucho más fuerte de lo que en momentos de crisis pensamos" y, por ende, es capaz de afrontar y resolver problemas "muy graves incluso como los que estamos viviendo”.

También, expusieron la importancia de intentar restablecer “ciertas rutinas que dan seguridad en el día a día”, mantener un contacto y una comunicación “razonable” con los demás para “compartir la incertidumbre, problemas y formas de resolverlos”

A su entender, resulta “muy importante no medicalizar, psicologizar ni patologizar” los problemas actuales, convencidos de que, en la mayoría de los casos y, según explicó Pico, no se trata de “un problema psiquiátrico aislado, sino derivado de todo lo vivido”.

(SERVIMEDIA)
24 Ene 2021
MJR/clc/pai/gja