Así lo indicó durante su intervención en el pleno del Ayuntamiento de Madrid donde analizó la labor llevada a cabo por el Consistorio madrileño antes, durante y después de la nevada que se produjo en la capital los días 8 y 9 de enero.

El alcalde destacó que esta catástrofe “nos ha enseñado que cuando la ciudad se ve afectada, el madrileño siempre responde”. Por ello, abogó por mantener ese espíritu y “alejémonos de la crítica por la crítica”.

Además, el regidor madrileño agradeció el trabajo del conjunto de los madrileños “por el coraje ante esta situación tan adversas”. También hizo extensivo este agradecimiento al Gobierno de España y de la Comunidad de Madrid, ya que “las tres administraciones hemos compartido medios para solventar esta situación”.

Almeida remarcó que la capital pudo recuperar la normalidad en apenas dos semanas, aunque lamentó las molestias y las situaciones a las que se han sido abocados los vecinos. “Asumimos las responsabilidades y entendemos las quejas”, aseveró.

ACTUACIONES PREPARATORIAS

El alcalde de la capital recordó que como consecuencia de la borrasca Filomena, se activó por primera vez en la capital la alerta roja y el Gobierno de España declaró también, por primera vez, a Madrid como zona catastrófica.

Almeida apuntó que durante las más de 30 horas que duró la nevada, se acumularon en la ciudad de Madrid 1.250.000 toneladas de nieve, que se sumaron a temperaturas por debajo de los -8 grados durante ocho noches.

El regidor madrileño informó que el parte de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) del 8 de enero les advertía de la acumulación de 20 centímetros de nieve en 24 horas, pero comentó que “se produjeron nevadas de entre 40 y 60 centímetros”.

Por ello, “entiendo que se puedan hacer críticas a la gestión, pero no a la previsión”, porque “se estableció el mayor dispositivo de preparación”, con 66 máquinas quitanieves y 256 repartidoras de sal. Además, destacó que “870.000 madrileños recibieron correos o SMS previniendo para que se minimizaran los desplazamientos y también en los paneles hicieron advertencias”.

Además, Almeida recordó que los días previos a la gran nevada se repartieron por la capital 5.451 toneladas de sal, lo que no evitó que 276 autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) se quedasen atrapados la noche del 8 al 9 de enero. En este sentido, afirmó que “prefiero que se queden abandonados 276 autobuses antes que 210.000 pasajeros”.

El regidor madrileño incidió en que los servicios municipales trataron de ayudar a los conductores atrapados al entregarles mantas y comida “para que pudiesen pasar la noche en las mejores condiciones posibles” y presumió de haber conseguido que el sábado por la noche hubiera abiertos ejes importantes de la ciudad.

Por último, cifró en más de 2.000 toneladas la cantidad de ramas y troncos que se han recogido por parte del Consistorio madrileño tras el paso del temporal Filomena y señaló que 150.000 árboles de las calles se han visto afectados, sin contar con los dañados en parques o zonas verdes como El Retiro o la Casa de Campo.