Psicología clínica

El tratamiento psicológico en AP es más eficaz contra la ansiedad o la depresión que “anestesiar” sus síntomas

- Según demuestra el protocolo PsicAP, dirigido por el catedrático de Psicología Antonio Cano

MADRID
SERVIMEDIA

El tratamiento psicológico en Atención Primaria (AP) con información y “entrenamiento” en el manejo del estrés y las emociones resulta más eficaz y más eficiente desde el punto de vista del coste económico para abordar la ansiedad o la depresión que “anestesiar” sus síntomas a través del tratamiento habitual con psicofármacos.

Así lo defendió en declaraciones a Servimedia el catedrático de Psicología Antonio Cano-Vindel, investigador principal del trabajo ‘Terapia cognitivo-conductual grupal transdiagnóstica para trastornos emocionales en Atención Primaria: los resultados del ensayo controlado aleatorizado PsicAP’, en el que han participado más de 1.000 personas.

El experto subrayó que problemas como la pandemia, el confinamiento, la pérdida de trabajo o de seres queridos o una ruptura de pareja generan tristeza, frustración, ansiedad, depresión y se mostró convencido de que, “si nos enseñaran a manejar nuestras emociones en la escuela, lo llevaríamos mejor”. “Pero no nos enseñan y, al final, dos de cada tres pacientes con problemas de ansiedad y depresión son atendidos por médicos de familia”, abundó.

Además, hizo hincapié en el hecho de que ya antes de la crisis sanitaria actual estos facultativos disponían de “cinco minutos escasos” para atender a cada uno de sus pacientes, por lo que, a su juicio, “hacen lo que pueden, dan un consejo y recomiendan un somnífero, tranquilizante o antidepresivo, porque no pueden hacer mucho más”.

En este sentido, defendió que esta estrategia supone “sólo un alivio de síntomas, no enseñar a la gente a manejar su estrés, problemas y emociones”. “Es como si tomáramos unas cañas con unos amigos cuando tenemos un problema, nos sentimos mejor pero no resuelve tu problema”, sentenció.

El catedrático puntualizó que, además, estos trastornos pueden llegar a convertirse en un “gran problema” no sólo a nivel individual, puesto que su actual tratamiento cuesta al Estado el 2,2% del PIB y suponen el 50% de los gastos de salud mental debido a su alta prevalencia, que es de hasta un 6% en el caso de población con ansiedad y de un 4% con depresión en los últimos 12 meses mientras cerca de un 20% relata algún episodio de este tipo a lo largo de su vida, según datos de 2003.

No obstante, Cano-Vindel aseveró que, según la OMS, los problemas de depresión vienen aumentando todos los años, de modo que cada diez se incrementan en un 15% y la pandemia “ha duplicado” las prevalencias de posibles trastornos en todo el mundo, por lo que esas cifras “son un poquito más altas”. Esta circunstancia se traduce, a su vez, en una “mayor probabilidad” de desarrollar trastornos depresivos y de ansiedad si la población “no sabe manejar esos síntomas, ahora más intensos y variados”.

ESTUDIO

Dirigidos por este catedrático, los investigadores españoles realizaron un ensayo clínico aleatorizado, de dos brazos y simple ciego en 22 centros de atención primaria de España que se ha prolongado durante ocho años y en el que se inscribieron un total de 1.061 pacientes adultos con trastornos emocionales. Todos ellos participaron con un “papel activo” en un total de siete sesiones de “información y entrenamiento” de 90 minutos de duración a las que acudieron entre ocho y diez pacientes durante un periodo de entre 12 y 14 semanas.

Los pacientes se evaluaron al inicio, después del tratamiento y a los tres, seis y doce meses de su finalización y, según el experto, existen “importantes diferencias en la ganancia que tienen al final del tratamiento y los costes son casi idénticos” hasta el punto de que los sujetos del grupo control con tratamiento habitual redujeron su ansiedad y su depresión en unos dos puntos en ambos casos mientras los que recibieron el “entrenamiento” lo hicieron en siete puntos.

“El 70% de pacientes del grupo experimental deja de tener un diagnóstico de posible trastorno de ansiedad o depresión, frente al 20% del grupo control con tratamiento habitual, lo que significa que el tratamiento psicológico multiplica la eficacia”, evidenció, en relación a las conclusiones de este estudio, "inspirado" en el modelo británico.

A raíz de sus primeros resultados, la Comunidad Foral de Navarra decidió implementar este protocolo, al igual que la Comunidad de Madrid, donde en 2017 se contrataron 21 psicólogos clínicos que, en apenas seis meses, atendieron a casi 7.000 personas, si bien a causa de la crisis sanitaria han tenido que adaptar su trabajo de sesiones grupales para atender a médicos, enfermeros y al personal “más afectado” por la pandemia.

El investigador se congratuló de que Andalucía vaya a contratar a 25 psicólogos clínicos, pero lamentó que en algunas comunidades cuentan con sólo cuatro psicólogos por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea está en 18, y que la lista de espera para acudir al especialista en salud mental sea de entre cuatro y cinco meses de media.

AMPLIACIÓN

El grupo de investigación de Cano-Vindel está actualmente realizando un estudio adicional para ampliar los resultados preliminares obtenidos por el ensayo clínico PsicAP, pero añadiendo el análisis de coste-efectividad en Andalucía y Cantabria y la comparación de diversas modalidades de tratamiento psicológico (tratamiento individual frente al grupal), con un tercer grupo de tratamiento convencional farmacológico.

El nuevo proyecto, PsicAP-COSTS, es también un ensayo clínico multicéntrico del que es investigador principal Antonio Cano Vindel, mientras que son investigadores locales Juan Antonio Moriana (en Córdoba) y César González-Blanch (en Santander), que también han participado en el estudio recién publicado.

(SERVIMEDIA)
13 Feb 2021
MJR/clc/man