Con este viaje apostólico, Francisco acepta la invitación de la República de Irak y de la Iglesia Católica local y cumple, como ha reconocido él mismo, con uno de los sueños de San Juan Pablo II, a quien se le "prohibió" ir. La agenda está marcada por la pandemia del Covid-19 y, sobre todo, por el repunte de la violencia en la zona, después de que este miércoles una base con militares españoles y estadounidenses a 160 kilómetros de Bagdag fuese atacada con misiles.

El viaje, desde este viernes 5 hasta el lunes 8, en el que por la mañana volverá a Roma, incluye un apretado programa con visitas a Bagdad, la llanura de Ur (vinculada a la memoria de Abraham), la ciudad de Erbil, así como Mosul y Qaraqosh en la llanura de Nínive.

El sábado, si no hay cambios en el programa y el Covid-19 no lo impide por contagios cercanos a ambos líderes, tendrá lugar uno de los momentos álgidos de esta visita, el encuentro entre Francisco y el Gran Ayatollah Sayyid Ali Al-Husayni Al-Sistani en Najaf, importante autoridad chií.

La jornada del domingo, también maratoniana, arrancará en Bagdag para pasar por Erbil, Mosul y Qaraqosh. En Erbil, el Papa presidirá un misa en el estadio Franso Hariri.

"Mañana viajaré a Irak para realizar una peregrinación de tres días. Desde hace tiempo deseo visitar a ese pueblo que tanto ha sufrido. Les pido a ustedes que acompañen con la oración este viaje apostólico, para que se desarrolle del mejor modo posible y dé los frutos esperados", aseguró Francisco en las redes sociales, donde también compartió un videomensaje dirigido a los iraquíes.

"Queridos hermanos y hermanas cristianos de Irak, que habéis testimoniado la fe en Jesús en medio de pruebas durísimas, espero con emoción el momento de veros. Me siento honrado de visitar una Iglesia mártir: gracias por vuestro testimonio", aseguró Francisco en la grabación.

"Anhelo conocerlos, ver sus rostros, visitar su tierra, antigua y extraordinaria cuna de la civilización. Voy como peregrino, como peregrino penitente, a implorar al Señor el perdón y la reconciliación tras años de guerra y terrorismo, a pedir a Dios consuelo para los corazones y curación para las heridas. Y voy entre ustedes como peregrino de paz, para repetir: 'Todos ustedes son hermanos'", añadió.

El Papa prosigue, que con este viaje va "en busca de la fraternidad, animado por el deseo de rezar juntos y de caminar juntos, también con los hermanos y hermanas de otras tradiciones religiosas, en el signo del padre Abraham, que une a musulmanes, judíos y cristianos en una sola familia".

El pontífice también habla para los cristianos perseguidos en esas tierras: "Con emoción espero verlos. Me honra encontrarme con una Iglesia mártir. ¡Gracias por vuestro testimonio! Que los numerosos mártires, demasiados, que ustedes han conocido nos ayuden a perseverar en la fuerza humilde del amor. Aún tienen ante sus ojos las imágenes de casas destruidas y de iglesias profanadas, y en sus corazones las heridas por los afectos perdidos y los hogares abandonados".

"Deseo llevarles la caricia afectuosa de toda la Iglesia, que está cerca de ustedes y del atormentado Oriente Medio, y que los anima a seguir adelante. No permitamos que los terribles sufrimientos que han experimentado, y que tanto me apenan, prevalezcan. No nos rindamos ante la propagación del mal", apela el sucesor de San Pedro, que pide a los iraquíes, de distintas confesiones, que se dejen "contagiar por la esperanza" para "empezar de nuevo" en un videomensaje en italiano con algún saludo en árabe.

SIN PRECEDENTES

Los vaticanistas afirman que es un viaje "sin precedentes" en un papa y que posiblemente será el recorrido que marque el pontificado de Francisco, en el octavo aniversario de su elección.

En un reciente encuentro informativo de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, se subrayó que uno de los objetivos del viaje de Francisco es visitar a la minoría cristiana, que no llega a las 250.000 personas y que el éxodo de esta poblaicón se disparó con la irrupción del mal llamado Estado Islámico en 2014.

"Nos ha demostrado que estamos en su corazón, algo que nos hacen llegar también todos los cristianos del mundo", aseguró en ese encuentro el sacerdote sirio católico Behnam Benoka desde las llanuras de Nínive al norte de Irak.

En su opinión, uno los aspectos más difíciles es "la falta de paz y seguridad", así como"la falta de trabajo, sobre todo en este tiempo de pandemia, en el que muchas tiendas están cerradas" y "la persecución étnico religiosa".

Irak es un destino prioritario en la ayuda para la fundación pontificia que, en los últimos 10 años, ha sostenido proyectos con un valor de casi 50 millones de euros. El director de la fundación, Javier Menéndez Ros, recordó que en Irak se ha dado el mayor éxodo de cristianos de todo Oriente Medio, por las diferentes guerras, y que su situación económica es "delicadísima", pese a la riqueza natural por el petróleo.

Además, aseguró, la seguridad jurídica es "complicado" y la persecución está al orden del día, especialmente a los cristianos, que en 2003 eran alrededor de 1,5 millones y en la actualidad apenas 250.000.

"En 2021, los cristianos siguen en peligro de extinción. Sufren la pobreza, la persecución y la discriminación. El viaje del Papa va a ser como un bálsamo a toda esta población y un llamamiento a la paz y entendimiento entre todas estas religiones", resaltó.