A juicio del experto, el ajuste “no será fácil ya que se cuenta con el precedente cercano del último ERE de CaixaBank del 2019 y que en la situación económica actual socialmente no es fácil poner en la calle a tantos empleados con pocas posibilidades de reinserción laboral”.

Al respecto estimó que será “más barato de despedir al empleado de Bankia, que a su vez cuenta con una plantilla más envejecida” por término medio, recordando que desde la crisis financiera del 2008 se ha reducido a la mitad el número de sucursales, desde 46.000 a 23.000, y eso “ha llevado a la destrucción de 100.000 puestos de trabajo de los 250.000 existentes en 2008".

El experto avisó de que la fuerte concentración del mapa bancario y las elevadas cuotas de mercado de la entidad resultante “pueden afectar negativamente a los clientes”, a pesar de las condiciones fijadas a la integración por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Precisamente, y en relación a dichas condiciones, considera que “son realmente insignificantes en todo el proceso”, ya que solo observa problemas de monopolio en 21 de los 11.752 códigos postales existentes y otros 65 con situación oligopolio. En todos ellos, el banco deberá garantizar a los clientes de Bankia las mismas condiciones y términos que tengan suscritos en sus productos financieros en la actualidad durante tres años.

El acuerdo con Competencia también obliga a la nueva entidad a mantener las condiciones pactadas por Bankia con ING, Euro 6000 y Banco Sabadell para que sus clientes usen sus cajeros automáticos durante 18 meses.

"Dicho esto, esas condiciones van a afectar a menos del 1% del total de los clientes", calcula el experto de EAE Business School, quien está convencido de que la integración “va a ser relativamente rápida” dada la “dilatada experiencia en fusionar e integrar entidades” de ambas partes.