#VacúnaTE

Aún no hay cura para la Covid-19, en contra de lo que afirma un vídeo con afirmaciones falsas

MADRID
SERVIMEDIA

La enfermedad de la Covid-19 aún no tiene cura, en contra de lo que afirma un vídeo con afirmaciones falsas, entre ellas que las vacunas no han sido investigadas y provocan convulsiones, síndrome de Guillain-Barré, parálisis de Bell e incluso la muerte.

Se trata de un vídeo que circula por las redes sociales en el que una supuesta doctora identificada como María Barrientos afirma que la Covid-19 tiene cura y que las vacunas provocan diversas dolencias e incluso la muerte porque “no están investigadas”. “No hay que ponernos la vacuna del Covid: primero, porque es una tecnología nueva nunca antes ocupada en humanos; segundo, ha sido elaborada rápidamente", afirma.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.

La Organización Mundial de la Salud indica que no existe ningún medicamento autorizado para curar la enfermedad y desmiente varios remedios falsos. El Ministerio de Sanidad de España indica que no existe un tratamiento específico para la Covid-19, pero en algunos casos “se están empleando algunos antivirales y otros medicamentos que han demostrado cierta eficacia según algunos estudios”. Según este organismo, “sí existen muchas opciones terapéuticas para el control de sus síntomas, por lo que la asistencia sanitaria mejora el pronóstico”.

RAPIDEZ DE LAS VACUNAS

Aunque hasta la vacuna de Pfizer nunca se había aprobado una vacuna de ARN mensajero, estas vacunas han sido testadas en humanos antes de ser aprobadas y no son terapia genética ni afectan a nuestros genes. Además, se lleva décadas investigando con vacunas de ARN mensajero y se ha estudiado anteriormente para la gripe, el zika, la rabia y el citomegalovirus, tal y como explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).

Pero no todas las vacunas contra el coronavirus son de ARN mensajero. La rusa Sputnik V, que se está administrando en países como Argentina y México, es de vectores adenovirales humanos y usa un virus modificado para introducir material genético del virus. También es de este tipo la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Este método se ha usado con anterioridad frente al virus del ébola y del zika. La vacuna china de Sinopharm, aprobada en Argentina y Perú, es una vacuna de virus inactivado. Este tipo de vacunas se utilizan desde hace más de un siglo. La vacuna contra la poliomielitis, la rabia y la hepatitis A usan esta tecnología.

Todas estas vacunas han pasado todas las tres fases de investigación para poder ser autorizadas y ahora se encuentran en la cuarta, la de farmacovigilancia, que todos los medicamentos pasan una vez aprobados.

Es cierto que las vacunas contra el SARS-CoV-2 han tardado menos de un año en autorizarse desde que se notificó el primer caso de Covid-19 en China. Pero hay que tener en cuenta que antes de este virus ya hubo candidatos de vacunas frente a otros dos coronavirus: el SARS-CoV que provocó el brote de SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y el MERS-CoV causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS).

Un estudio escrito en octubre de 2020 concluye que “las lecciones biológicas y clínicas que aprendimos de las investigaciones sobre SARS-CoV y MERS-CoV, junto con la experiencia en el desarrollo de vacunas que obtuvimos de otras enfermedades, ya nos han guiado para encontrar múltiples soluciones candidatas prometedoras" a la vacuna contra el SARS-CoV-2.

Además, el desarrollo de las vacunas contra la Covid-19 se ha acelerado en todo el mundo, comprimiendo en el tiempo su desarrollo al aplicar el conocimiento previo de producción de vacunas gracias a las ya existentes, según explica la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Mientras que las fases de desarrollo de vacunas suelen hacerse de forma consecutiva, en el caso de la Covid-19 se han hecho en gran medida de forma paralela.

La Administración de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos (FDA) explica que se coordinaron agencias gubernamentales, organismos internacionales, instituciones académicas, organizaciones sin fines de lucro y farmacéuticas “para priorizar y acelerar” el desarrollo de vacunas sin sacrificar "las normas científicas, la integridad del proceso de revisión de las vacunas o su seguridad". También ha habido más recursos para el desarrollo de estas vacunas, incluyendo inversiones con dinero público y de filantropía.

OTROS EFECTOS

La supuesta doctora también indica que la vacuna provoca convulsiones, parálisis de Bell, síndrome de Guillain-Barré o incluso la muerte. En las últimas semanas han circulado algunos contenidos que relacionan la vacuna de Pfizer y BioNTech con casos de la parálisis de Bell (un trastorno del nervio que controla el movimiento de los músculos de la cara). Sin embargo, según la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), "no hay una base clara sobre la que concluir una relación causal" entre la vacuna y esta patología.

Tampoco hay pruebas de que las vacunas causen convulsiones. Tal y como explicaban desde Pfizer, los trastornos neuromusculares no se han identificado, hasta la fecha, como un efecto adverso de la vacuna. La situación es similar con la vacuna de Moderna. Ni en los comunicados de la propia farmacéutica ni en el artículo publicado en la revista médica ‘New England Journal of Medicine’ se describen las convulsiones como un efecto adverso registrado en los ensayos clínicos.

Los CDC indican que “no se han notificado casos del síndrome de Guillain-Barré tras la vacunación en las personas que participaron en los ensayos clínicos de la vacuna de ARNm contra la COVID-19”. Las vacunas de Moderna y de Pfizer son de ARN mensajero. Los CDC señalan que se notificó un caso de este síndrome entre los participantes de la vacuna de Johnson&Johnson, pero también hubo un caso entre quienes recibieron placebo.

Barrientos menciona en el vídeo que la vacuna puede provocar mielitis transversa, una inflamación de la médula espinal, afirmación que proviene de los primeros ensayos publicados por la Universidad de Oxford y AstraZeneca en los que se recogían tres casos de personas afectadas por esta inflamación. Un comité independiente de expertos neurológicos determinó improbable que dos de estos casos tuvieran relación con la vacuna. El otro caso se desconoce si está relacionado o no con la vacuna, por lo que, a día de hoy, ni la EMA ni la Aemps incluyen esta dolencia entre los efectos de la vacuna de AstraZeneca.

Tampoco hay evidencias de que las vacunas puedan provocar la muerte. Jorge Carrillo, vocal de la Sociedad Española de Inmunología e investigador en irsiCAIXA, explica que "ninguna vacuna puede causar muerte de forma directa". Si esto es así, la vacuna nunca alcanzará el mercado.

Para denunciar más bulos relacionados con la desinformación de las vacunas contra la Covid-19, Maldita.es dispone de un canal de WhatsApp a través del número +34 644 229 319 para que cualquier persona pueda comprobar automáticamente casos de desinformación que llegan a través del teléfono u otras vías.

(SERVIMEDIA)
31 Mar 2021
CLC