Así lo aseguró en un comunicado en el que, no obstante, lamentó que no recoja “explícitamente” el acoso callejero como una de las formas de violencia hacia la infancia, que, dijo, “sufren especialmente las niñas y adolescentes” con el fin de “dejar de normalizarlo y promover una tolerancia cero hacia él”.

La organización valoró el consenso político que ha acompañado el trámite de esta ley así como el “refuerzo” de la perspectiva de género y edad presente en el texto, y reconoció el “gran avance” que supone, a su entender, el componente de sensibilización social que incluye para “visibilizar” la realidad de la violencia contra la infancia y “propiciar un cambio de paradigma necesario”.

La inclusión de aspectos como el deber de comunicación de la ciudadanía y las medidas de sensibilización, prevención y detección precoz tienen también, a su juicio, “un valor fundamental a la hora de abordar la violencia contra la infancia”.

Respecto a la violencia online, la organización estimó que existe un “margen de mejora” tanto en la forma de abordar el problema como en las medidas de prevención, protección y sensibilización previstas en el artículo 31, sobre la formación en materia de derechos, seguridad y responsabilidad digital.

PIONERA Y URGENTE

Con todo, su directora general, Concha López, celebró la aprobación de una norma “pionera y urgente" que, puntualizó, "además de proteger a los niños y niñas víctimas de violencia, también permitirá prevenirla, sancionarla y reparar los daños”. No obstante, advirtió de que la organización continuará trabajando para mejorar el texto normativo en el Senado, de forma que “avance en el enfoque de género y aborde detalladamente las formas específicas de violencia que sufren las niñas y adolescentes por su género y su edad”.

Plan International subrayó la “oportunidad” que presenta esta ley para “enviar un mensaje de tolerancia cero” a todas las formas de violencia que afectan a la infancia, pero insistió en la importancia de mejorar aspectos del texto que pueden reforzar la perspectiva de género e incluir formas de violencia “más toleradas y normalizadas que, sin embargo, tienen efectos graves en la vida de niñas y adolescentes”.