Así se puso de manifiesto en el transcurso del acto de presentación del documento, que incluyó una mesa redonda en la que participaron los presidentes Nemesio Rodríguez (FAPE), Íñigo de Barrón (APIE), y Miguel López-Quesada (Dircom) y que fue moderada por Juan Caño (APM).

Durante su intervención, el presidente de la FAPE, Nemesio Rodríguez, subrayó el valor de este documento para reivindicar los “principios y normas” que guían el buen periodismo, entre los que se refirió a la difusión de información veraz, verificada y contrastada frente al avance de la desinformación y en “tiempos de polarización y desconfianza hacia los medios de comunicación y los comunicadores”.

A su juicio, este proyecto persigue “elevar la dignidad” de ambos oficios y garantizar a los ciudadanos “que su derecho constitucional a la información primará por encima de cualquier otro interés", puesto que también se presenta como un “compromiso con la sociedad”.

En la misma línea, el presidente de APIE, Iñigo de Barrón, defendió que este “compromiso” permitirá “remover conciencias y recordar los principios del buen periodismo y de la correcta comunicación corporativa”.

COMPROMISO CON LA VERDAD

A su entender, la sociedad actual exige cada vez más un periodismo “comprometido con la verdad y con los hechos”, por lo que valoró el establecimiento de unas “reglas claras” entre los directores de comunicación y los profesionales de la información.

A este respecto, subrayó el “mecanismo de autorregulación” que representa este acuerdo, convencido de que “no se puede hacer periodismo a cualquier precio ni llevar la comunicación de las empresas sin principios y responsabilidad”.

“Este compromiso ético viene a decir que los atajos siempre son malos y nunca favorecen ni al buen periodista ni a la buena información corporativa”, sentenció, convencido de que dichos atajos “no hacen sino envenenar la relación entre las dos partes”.

En este sentido, el presidente de Dircom, Miguel López-Quesada, advirtió de que este documento “eleva el listón” en un contexto en el que la “transparencia, coherencia y verdad se deben valorar más que nunca”. Defendió que no existen “dos orillas y mundos enfrentados entre comunicadores y periodistas”, convencido de que hay una “clara oportunidad de colaborar, respetar y avanzar en soluciones comunes”.

Puntualizó que no se trata de un “código duro, sino de un código blando” pero cuyo incumplimiento “puede ser muy duro” y que es un “documento vivo” que será actualizado y nace con la ambición de conseguir la adhesión del mayor número de asociaciones y profesionales posibles, incluyendo a las administraciones públicas, las plataformas de comunicación social, operadores de redes sociales y entidades de verificación.

Por su parte, el presidente de la APM, Juan Caño, precisó que se trata de la primera vez en la que los profesionales sientan las bases del “buen ejercicio de la información y la comunicación, de su convivencia, su complementariedad y su aportación a la transparencia y la búsqueda de la verdad, valores fundamentales del periodismo”.

DOCUMENTO

El documento cuenta con un preámbulo en el que se pone de manifiesto la necesidad de actualizar una serie de retos éticos fruto de los acontecimientos y cambios que han vivido en los últimos años los profesionales de la información y la comunicación, conscientes de la especial responsabilidad que tienen de cara a una sociedad mejor informada y más democrática.

Un segundo apartado recoge una serie de compromisos de los directivos de comunicación, en torno a la información veraz; la importancia de canalizar y facilitar los contactos entre los profesionales de los medios y los responsables de las empresas de acuerdo con la política de comunicación de éstas o conocer plazos, medios y dinámicas del trabajo de los medios para facilitar su labor, ajustando en la medida de lo posible sus respuestas a esas condiciones, trasladando claramente las expectativas de respuesta, entre otros.

El tercer apartado se centra en los compromisos de los profesionales de los medios, que incluyen publicar y difundir información veraz; contrastar las informaciones con varias fuentes solventes; actuar como cortafuegos ante bulos y rumores infundados; trasladar de forma clara plazos y características de la información que solicitan; garantizar la capacidad de empresas e instituciones de aportar su punto de vista y versión de los hechos; seguir las mejores prácticas en reconocimiento de erratas y errores factuales o que las estrategias comerciales o publicitarias de las empresas, incluidas las del medio de comunicación, no deben condicionar el contenido de las informaciones, entre otros.

El último apartado se centra en las relaciones informativas entre ‘dircoms’ y profesionales de los medios y se refiere, en primer lugar, a los acuerdos institucionales y las relaciones publicitarias entre empresas y medios, que no deberán condicionar las informaciones a difundir ni el tratamiento editorial, tampoco si no existen esos acuerdos.

Además, engloba otras cuestiones como el mutuo reconocimiento de la buena fe como punto de partida; la manifestación a la otra parte de eventuales conflictos de interés o el uso de las herramientas tecnológicas de forma responsable y el respeto al derecho a la conciliación personal y familiar.

El acto de presentación comenzó con un minuto de silencio “en honor y recuerdo” de los periodistas David Beriain y Roberto Fraile, asesinados el lunes en Burkina Faso en un momento “especialmente convulso para la profesión y la sociedad, donde vuelan las balas”, según lamentó Caño, quien juzgó “especialmente importante” que en este contexto puedan suscribirse documentos como el presentado este jueves.