Inmigración

Médicos del Mundo pide al Gobierno impedir que las fronteras se vuelvan “espacios de excepción a los derechos humanos”

- Como asegura que ya ocurre en Melilla y Canarias con la salud de los inmigrantes

MADRID
SERVIMEDIA

La presidenta de Médicos del Mundo, Nieves Turienzo, denunció este martes que los derechos a la salud y a la higiene de miles de migrantes –adultos y menores-- atendidos en Melilla y Canarias “son vulnerados de forma constante” por “las nefastas condiciones” de los centros de recepción y acogida, e instó al Gobierno a no permitir que “nuestra frontera sur sea un espacio de excepción de los derechos humanos”.

Durante la presentación del informe y del documental ‘La salud naufraga en la frontera sur’, Turienzo subrayó que “España tiene unas obligaciones internacionales, como son las de proporcionar acceso a la salud, a la higiene y a la educación a las personas bajo su tutela”, lo que incluye a menores y adultos en los centros de acogida y retención.

Sin embargo, “en todas las fases del sistema ha primado el enfoque de control de fronteras sobre las consideraciones humanitarias”, criticó, en línea con el Pacto Europeo de Migración y Asilo propuesto por Bruselas, que “pretende hacer de la UE una fortaleza”.

Turienzo pidió al Gobierno “no apoyar ” este pacto, que busca hacer de las fronteras espacios de excepción a los derechos humanos, y animó a España a promover en Europa la ampliación de “vías legales y seguras” para que las personas migrantes puedan llegar sin arriesgar sus vidas y de forma segura.

LES HACEMOS ENFERMAR

La investigación presentada hoy denuncia que “las nefastas condiciones” en los centros habilitados para la acogida (CETI de Melilla, los campamentos levantados en Canarias, las nuevas instalaciones…) provocan que la salud de estas personas se deteriore.

Sarna, hongos, vómitos, dolores de espalda y de cabeza y estreñimiento son algunas de las enfermedades detectadas en los centros, a las que se suman muchos problemas de salud mental como ataques de ansiedad, insomnio, depresión, autolesiones y consumo de drogas y alcohol. “Les enfermamos y no les curamos”, criticó Turienzo. A su juicio, “es difícil hacerlo peor”.

El trabajo denuncia que “la mayoría de los centros habilitados para responder a las emergencias humanitarias son insalubres, ofrecen una alimentación inadecuada y presentan una ocupación que supera su capacidad prevista”, lo que impide cumplir con las recomendaciones del Ministerio de Sanidad para el conjunto de la población residente en España. Indica que escasea también el acceso a agua potable, a las duchas y a los inodoros.

MELILLA

Según Turienzo, “lo sucedido en Melilla no ha sido nada nuevo”. “Es una crisis estructural que se vio agravada por el cierre de fronteras”, cuando la población migrante retenida llegó a triplicar la capacidad de la ciudad.

Mención aparte merecen las instalaciones habilitadas en Melilla durante lo peor de la pandemia. Contaban con tres retretes y una ducha para más de 200 personas, que tampoco se limpiaban de forma adecuada. A causa de las deficiencias en el saneamiento, las aguas fecales llegaban a las carpas donde dormían las personas. Para Médicos del Mundo, todo ello “generó un riesgo altísimo de salud pública” y ”superó con mucho lo humanamente tolerable”.

Como consecuencia de estas malas condiciones, en varios centros de acogida se declararon brotes de Covid-19, que obligaron a cribados masivos.

En Melilla, solo el CETI disponía de un equipo de intérpretes, pero no se les permitía acompañar a los migrantes durante las pruebas médicas. El resto de instalaciones carecían de este recurso. El resultado es que los migrantes lo desconocían todo sobre su estado de salud, con la “incertidumbre que eso genera”.

SALUD MENTAL

Por otro lado, Médicos del Mundo alertó del “crítico estado de salud mental” que muchos de estos migrantes arrastran. Cargan con el sufrimiento de abandonar sus orígenes y con la dureza del viaje, y a ello se suman “la falta de información y de expectativas, y el miedo a ser repatriados y el temor a un nuevo fracaso”.

El hacinamiento provoca, además, que muchos no duerman bien por la noche, lo que genera problemas de insomnio y aumenta su ansiedad.

Los centros tampoco ofrecen actividades de esparcimiento o de integración, prosiguió, por lo que los migrantes “rumian y rumian sus pensamientos durante todo el día”. Finalmente, faltan psicólogos y demás sanitarios para atender estos problemas en los centros, donde muchos presentan ataques de ansiedad, depresión e incluso intentos de suicidio.

(SERVIMEDIA)
15 Jun 2021
AGQ/clc