"Esta mejora se verá respaldada por un repunte gradual de la actividad en sus principales negocios, en particular, el de refinado, a medida que se alivien las restricciones de movilidad, así como la continuación de la disciplina de la empresa en la gestión de sus prioridades de asignación de capital", explicó en un informe la firma de calificación de solvencia.

Sus expertos precisan que, aunque la capacidad de generación de flujo de caja de Repsol se ha visto “significativamente” afectada en medio de la pandemia, “la compañía ha tomado medidas para proteger su balance”.

Así, subraya que el pasado año generó 2.700 millones de euros en ahorros mediante recortes en costes operativos y gastos de capital, así como a través de acciones de “optimización del capital”, al recortar la previsión de pago de dividendos para el 2021 y 2022 a 0,6 euros por acción desde el nivel prepandémico de 1 euro.

Moody's reconoce que Repsol fue ¡una de las pocas empresas del sector que no ha aumentado su deuda bruta ajustada desde el inicio de la pandemia”, reflejando su acción de calificación la expectativa “de que Repsol no aumentará su deuda neta reportada también en 2021, en línea con las orientaciones públicas de la compañía”.

La confirmación del rating y mejora del sesgo también tiene en cuenta el “fortalecimiento de perfil de liquidez desde el inicio de la pandemia”, ya que Repsol contrató liquidez adicional para hacer frente a la elevada volatilidad en sus mercados. Según detalla, en marzo pasado reportó alrededor de 4.100 millones de euros en efectivo y liquidez.

Cuenta con más de 1.000 millones de euros en valores negociables y un acceso a alrededor de 3.000 millones en facilidades comprometidas no utilizadas a través de convenios financieros, “lo que proporciona un colchón suficiente para cubrir las necesidades de la empresa, incluidos los vencimientos de deuda a corto plazo relativamente importantes”, apuntó.