Plan Internacional ofrece este dato con ocasión del Dia Mundial de los Refugiados, que se celebra este domingo. Por ello, Acnur (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados) ha lanzado una campaña para pedir una mayor inclusión de las personas refugiadas en los sistemas sanitarios, las escuelas y el deporte.

"Me iba a dedicar a estudiar, pero (…) el arriendo, la comida... Mi mamá no puede sola (…). Tengo que dejar los estudios para ayudar a mi hermana, igual que a mi mamá”, comenta a Plan International una adolescente venezolana de 15 a 17 años que vive en Quito (Ecuador).

Esta ONG indica en su informe 'Niñas venezolanas: voces de la migración. Estudio en Colombia, Ecuador y Perú que casi nueve de cada 10 niñas refugiadas de Venezuela (84%) se han preocupado en alguna ocasión por la falta de comida y casi la mitad (44%) señala que se ha ido a la cama con hambre y ha tenido que recurrir a pedir limosna o comida que se había tirado.

La investigación, que recoge los testimonios de 452 niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años, forma parte de la serie de investigaciones globales 'Girls in Crisis', que Plan International lleva realizando desde el estallido de la pandemia para contribuir a garantizar los derechos de las niñas y adolescentes durante la pandemia.

El informe también desvela que el 52% se ha preocupado "a veces" por el hecho de que en su casa no había suficiente comida en el último mes y el 32%, "rara vez". Algunas de las niñas y adolescentes entrevistadas cuentan que se han visto obligadas a adoptar estrategias de emergencia como pedir ayuda o donación de comida en lugares de acopio. “A veces tengo que acostarme sin comer", indica una venezolana de 15 años que reside en Ecuador.

MIEDO E INSEGURIDAD

La pandemia ha aumentado los miedos y barreras a las que se enfrentan las niñas y adolescentes refugiadas, y un 43% de las encuestadas indica que el aislamiento por la Covid-19 ha agudizado su sensación de inseguridad. Todos estos obstáculos afectan tanto la calidad de la educación que reciben, como la posibilidad de que finalicen sus estudios y accedan a un empleo mejor.

"Es necesario que todas las partes implicadas trabajen unidas para proteger los derechos de las niñas y adolescentes migrantes, garantizando su acceso a una educación completa, es decir, gratis, inclusiva y de calidad, tal y como marca la Agenda 2030”, señaló Concha López, directora general de Plan International.

"La primera vez que fui a clase, me llamaron 'veneca' (forma despectiva de referirse a las personas migrantes venezolanas), se burlaban de mí y me decían que era una muerta de hambre", cuenta una adolescente de 15 años, que ahora vive en el municipio de Soledad (Colombia).

Según Plan International, el éxodo venezolano supone la mayor crisis de desplazamiento de la historia moderna de América Latina. Desde 2015, se calcula que unos 5,6 millones de venezolanos han dejado sus hogares y más de 4,6 millones permanecen en la región.

Para dar respuesta a esta crisis, Plan International, presente en Colombia, Ecuador y Perú, puso en marcha un plan regional de respuesta para garantizar que todos los niños, y especialmente niñas y adolescentes, estén protegidos ante cualquier forma de violencia.

Plan International, en coordinación con socios locales, distribuye alimentos, kits de higiene y ofrece alojamiento a los niños, niñas y sus familias para que tengan cubiertas sus necesidades básicas más urgentes.

Además, ha puesto en marcha 'Espacios Amigos de la Infancia' para que los niños y niñas que viven en refugios temporales para migrantes, tengan un lugar en el que estar mientras sus padres, madres o cuidadores pasan el proceso migratorio. Allí pueden desarrollar actividades recreativas y socializar con otros menores.