Para lograrlo, la OTAN activó la Fuerza de Respuesta (NFR) para apoyar los esfuerzos de evacuación y reubicación junto con los miembros de la Alianza y la comunidad internacional. La organización trabaja ahora con los aliados para proporcionar alojamiento, atención y apoyo a los evacuados mientras se realizan las gestiones necesarias para el traslado de cada familia a su destino final, en el país para el que prestaron sus servicios.

El Mayor General Mead, subjefe de Estado Mayor del Comando de Planificación de las Fuerzas Conjuntas Aliadas en Nápoles, subrayó el compromiso de evacuar a los empleados de la OTAN y sus familias, “las personas con las que servimos en Afganistán”, a un entorno “seguro y protegido”. La tarea obligo a la activación de la Task Force Noble, la herramienta necesaria para habilitar la logística y seguridad del operativo.

A la espera de nuevas fases de evacuación, en suspenso tras la toma por los talibanes del control del Aeropuerto Internacional Hamid Karzai de Kabul, más de 120.000 personas fueron evacuadas en el puente aéreo aliado desde el aeródromo de la capital afgana.