La propuesta de Unidas Podemos, tras rechazar los lemas e insultos de la manifestación de grupos neonazis en Chueca, añadía una coletilla, la de que “el Congreso de los Diputados declara solemnemente que todas las instituciones públicas, así como los medios de comunicación y las personas con relevancia pública, tienen la obligación moral y democrática de rechazar con toda contundencia estos discursos de odio, que son el caldo de cultivo de las agresiones físicas y que quiebran de una manera intolerable la convivencia social”.

Aunque la mención a “discursos de odio” no se vinculaba con Vox, partido al que no se hace tampoco referencia anterior que pudiera justificar el demostrativo “estos”, el tercer grupo parlamentario no quiso sumarse a la declaración y hacerla posible, sino que presentó otro texto que tampoco gozó del apoyo de ningún otro grupo de la cámara.

La declaración de Vox hacía que el Congreso mostrara “su reprobación y su más enérgico rechazo a todas y cada una de las expresiones insultantes, injuriosas o vejatorias contra cualquier persona por razón de su nacimiento, raza, religión, sexo u orientación sexual”, porque “condenar unas agresiones y no hacer lo mismo con otras quebrantaría uno de los principios básicos de la Constitución: la igualdad de todos ante la ley”.

En los párrafos siguientes, el texto se quejaba de que algunos insultos “increíblemente encuentran respaldo y apoyo de fuerzas políticas: las manifestaciones y disturbios convocadas a favor de Pablo Hasel, condenado por enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona; el uso de la etiqueta 'fascista' para referirse a los seguidores de un partido democrático que representa a más de tres millones de españoles o la difusión de bulos y falsedades contra fuerzas políticas democráticas”.