Estos son datos de un estudio realizado por el Cgcoo del que también se desprende que, a pesar de los resultados antes mencionados, tan solo 3 de cada 10 niños de menos de 7 años han acudido alguna vez a un profesional .

Al hilo de este asunto, la optometrista y directora de la Clínica Instituto Nacional de Optometría, Elena García Rubio, explicó que “una menor exposición a la luz natural, un menor uso de la visión de lejos y un aumento en el tiempo de uso de pantallas, tanto por necesidad formativa como en los momentos de ocio, han hecho que la visión se haya empleado en condiciones que con frecuencia repercuten en el rendimiento visual con un incremento de dificultades en la visión, entre ellas principalmente la miopía”.

Es por ello que el catedrático César Villa recomendó “realizar la primera revisión visual en el primer año de vida”. Luego otra alrededor de los 3 años, previa al inicio de la educación infantil; y a los 6 años, con el inicio de la educación primaria. A partir de ahí, “hasta los 14 años aproximadamente una vez por año coincidiendo con el inicio del curso escolar” añadió.

En la actualidad, se estima que algunos casos de fracaso escolar puedan tener relación o agravarse por problemas de visión no detectados o mal compensados. En este sentido, los expertos señalaron que muchas veces los propios padres no son conscientes de la relación existente entre algunas anomalías visuales como la miopía y el riesgo de futuros problemas de salud ocular. Prueba de esto son los resultados de un estudio realizado por ‘YouGov’ en Reino Unido, que muestran que los progenitores ignoran los riesgos asociados a la miopía y que su progresión se puede ralentizar, a través de determinadas actuaciones.

Sobre este asunto, el doctor Francisco Javier Hurtado se refirió a que “la miopía infantil es una anomalía que no se puede erradicar, pero también es un problema visual que se puede solucionar a través de una detección temprana, un correcto tratamiento y el uso de lentes adecuadas”.