En su último Observatorio Económico, la entidad exige una supervisión "individualizada" de la política comercial de las entidades para frenar esta situación.

El banco que preside Francisco González afirma que muchas entidades han entendido que el último recurso para superar la caída de la contratación de hipotecas era la captación del pasivo.

El objetivo es reducir el diferencial entre los créditos concedidos y los depósitos captados, que hasta el momento se decantaba por las hipotecas.

Según los cálculos de BBVA, en España cada euro de crédito está financiado con 90 céntimos de euro de depósitos.

La entidad explica que en el caso de España la situación económica ofrecía unas condiciones de ahorro "relativamente débil" y con unas perspectivas de crecimiento de los depósitos limitada.

Por ello, muchas entidades se vieron obligadas a entrar en la guerra de depósitos, dada la pérdida de cuota que estaban experimentando.

En este sentido, BBVA estima que en los próximos meses en España, y debido a la erosión de los resultados "cabría esperar una moderación de la guerra de depósitos". No obstante, en Europa las tensiones continuarán en niveles similares.