Así lo afirmó en su discurso de clausura del 40º Congreso Federal del PSOE en Valencia, donde recalcó que “es importante que comprendamos el momento político en el que nos encontramos” y recordó que, en la anterior crisis, “las democracias tuvieron serias dificultades para proteger a las personas más vulnerables, a los jóvenes, a quienes perdieron sus empleos, o a quienes no tenían redes de protección social o familiar”.

Sánchez apuntó que “la impotencia” de las democracias en aquel momento “fue aprovechada por los enemigos de la democracia”, que “no querían mejorar las políticas ni la política, sino quitarle el poder a la política democrática”.

En este sentido, criticó que el objetivo de la ultraderecha o del ‘trumpismo’ “no es reformar para mejorar las instituciones democráticas, sino quitarles el poder a las instituciones democráticas”, y alertó de que “no han renunciado”. En este sentido, apuntó que “desprecian la política y a los políticos, pero quieren el poder, un poder sin democracia. Ese es un riesgo que tenemos en España”.

El presidente comentó que se trata de “un estilo de oposición no al Gobierno, sino también una oposición al sistema”. Por eso, continuó, “no dirigen la crítica meramente a las políticas que ponemos en marcha desde el Gobierno, sino a la legitimidad de nuestro Gobierno para gobernar”. “Cuestionan la existencia misma del Gobierno”, aseveró.

A este respecto, Sánchez criticó que “no les basta que tengamos la legitimidad que da la victoria electoral y el apoyo del Parlamento”, y añadió que “no les bastan esos avales, porque esos son los avales de la democracia”. “La democracia solo les vale si son ellos los que gobiernan”, apostilló.

Por último, insistió en que “la estrategia que impulsa la ultraderecha, y que arrastra a menudo por desgracia a la derecha clásica, responde a un cuestionamiento profundo del pacto democrático”. Y, por supuesto, “lo hacen en nombre de la democracia y de la Constitución”, concluyó Sánchez.