Según informó el Ejército del Aire, el adiestramiento consistió en la simulación de una misión de recuperación de personal. Para el ejercicio se contó con el despliegue del Predator B que, desde una altura de 25.000 pies (unos 8.500 metros), proporcionó al equipo operativo de extracción la posibilidad de identificar la situación y posición exacta del piloto derribado, con anterioridad a la inserción en la zona.

Una vez sobre el terreno, se realizó un reconocimiento de la ruta a seguir y de los puntos sensibles por los que progresaban los miembros del Ezapac, advirtiendo de la posible presencia de elementos hostiles en la zona y mejorando la seguridad de las fuerzas propias.

Con la monitorización de la zona y la imagen del Predator B enviada a sus dispositivos portátiles, el equipo operativo logró llegar hasta el objetivo, proveerlo del apoyo sanitario de combate y extraerlo con un convoy de vehículos igualmente escoltado por el dron hasta una zona segura, donde helicópteros del Ala 48 lo trasladarían a territorio español.