Así lo afirmó el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Antonio Guterres, quien participa en una conferencia interministerial sobre desplazamiento y apatridia celebrada en la ciudad de Ginebra (Suiza), según la prensa local.

En su intervención, Guterres se refirió al reparto desigual de la población refugiada y apátrida en el mundo, puesto que el 80% de estas personas viven en países pobres, destacó.

Las naciones industrializadas y ricas deberían facilitar la acogida de más refugiados, subrayó Guterres, quien se dirigió al conjunto de la comunidad internacional para pedir un cumplimiento efectivo del derecho de asilo.

La población total de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos por conflictos ascendía a principios de año a 43,7 millones de personas, mientras que el número de apátridas se estimaba en unos 12 millones.

Según Guterres, “la sucesión de crisis políticas y la recesión económica mundial ha contribuido a crear un entorno mucho más difícil para la protección de las personas que se ven obligadas a huir de sus hogares”.

Guterres enumeró las asignaturas pendientes en este terreno, y destacó los fracasos de los Estados a la hora de cumplir con las obligaciones de la Convención sobre los refugiados; las cargas desproporcionadas para los países en desarrollo; los millones de refugiados abandonados en el limbo del desplazamiento prolongado, y la aparición de nuevas causas de desplazamientos forzosos relacionadas con el cambio climático, catástrofes naturales, las sequías o la escasez alimentaria.

“No son inmigrantes, puesto que no cambian de residencia voluntariamente, pero carecen del respaldo legal del refugiado y viven en un limbo jurídico”, señaló Guterres, quien pidió a los estados “encontrar nuevas fórmulas para asegurar la protección a este colectivo”.

Por último, Acnur se comprometió a combatir la violencia sexual y de género, con especial atención a las mujeres y niñas bajo el amparo de dicha Agencia.

Inaugurada ayer miércoles, esta conferencia ha contado con la participación de representantes de 150 países, entre los que destacó la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Rodham Clinton.