Así lo denunció este viernes Amnistía Internacional, que especificó que de los opositores fallecidos durante esta ofensiva gubernamental, cerca de 70 eran militares que habían abandonado el ejército y el resto, civiles contrarios al régimen.

A ellos hay que agregar decenas de militares leales al gobierno que también han muerto en los enfrentamientos, asegura Amnistía.

Según el testimonio de un activista de AI en la zona, cerca de 100 cuerpos de opositores se amontonaban a plena luz del día tras lo que, según sus explicaciones, parecía haber sido una ejecución masiva.

Muchos de ellos habían sido detenidos y tenían las manos atadas, prosiguió la misma fuente, que reconoció a 40 de ellos como “colegas implicados en las protestas”.

Además, unos 40 militares que habían desertado y se ocultaban en una granja fueron ejecutados en el acto y sus cuerpos fueron retirados por las fuerzas de seguridad, relató.

Por otra parte, Amnistía Internacional dio también la voz de alerta sobre la nueva ley antiterrorista aprobada por Bashar Al Assad esta semana.

Esta nueva norma, que establece la pena de muerte para todo aquel que facilite armas a elementos antiterroristas, esconde a juicio de Amnistía una excusa con la que ejecutar a miembros de la oposición.

El Gobierno sirio mantiene desde el principio que las protestas son actos de terrorismo, por lo que la nueva legislación resultará perfecta, según Amnistía, a la hora de justificar la ejecución de cualquier opositor o manifestante.

Por ello, urge a las autoridade sirias a retirar dicha ley, que a su juicio “solo servirá para recrudecer la represión”.