De esta cantidad, el 80% procede de donaciones privadas (particulares y empresas) y el resto (unos 25 millones), de administraciones públicas.

Según el presidente de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo-España (Congde), Eduardo Sánchez, España fue el segundo donante a nivel particular en “mostrar su solidaridad, solo por detrás de Estados Unidos, donde existe una importantísima comunidad haitiana”.

Un total de 72 millones de la ayuda recaudada ya se ha invertido en Haití, en proyectos de saneamiento, alimentación, construcción de viviendas y fomento educativo, explicó la CONGDE.

Entre los retos pendientes, destacó las 520.000 personas que todavía viven en campos de desplazados; la inestabilidad política, con un parlamento que bloquea cualquier decisión y un gobierno incapaz de liderar la reconstrucción; la inseguridad alimentaria y la dependencia de las importaciones, que provoca una gran vulnerabilidad a la volatilidad de los precios; las altas tasas de analfabetismo (un 67% antes del terremoto), y los problemas con la titularidad de la tierra.

La portavoz de Intermón Oxfam, Lourdes Benavides, afirmó que este último factor ha dificultado sobremanera la construcción de viviendas, hospitales y escuelas, y resulta uno de los condicionantes que retrasa la inversión de la ayuda, agregó.

De hecho, solo el 43% de los fondos prometidos en la conferencia de donantes de Nueva York se han desembolsado, y las ONG aprecian cierta fatiga por parte de los donantes.

El presidente de la coordinadora, Eduardo Sánchez, reclamó por ello al nuevo gobierno que mantenga el compromiso adquirido con Haití de 346 millones de euros.

España se convirtió en el tercer donante bilateral y lidera la acción en agua y saneamiento, subrayó, un esfuerzo del que depende la vida de miles de haitianos que debe continuar.