La basura electrónica se duplica en una década en 12 antiguas repúblicas soviéticas, según la ONU

- Pero sólo un 3,2% se recogió y gestionó de forma segura

MADRID
SERVIMEDIA

Los residuos electrónicos generados en 12 de las 15 antiguas repúblicas soviéticas aumentaron un 50% entre 2010 y 2019, lo que se alinea con la media mundial, pero sólo un 3,2% se recogió y gestionó de forma segura, muy por debajo del promedio global, que se situó en un 17,4%.

Así se indica en el primer informe de la ONU dedicado al problema de los residuos electrónicos en 12 exrepúblicas soviéticas (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán), es decir, todas salvo Estonia, Letonia y Lituania, que pertenecen a la UE. En esa docena de Estados viven cerca de 290 millones de personas.

El informe, difundido este miércoles, fue liderado por el Programa de Ciclos Sostenibles (Scycle), coorganizado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) y el Instituto de las Naciones Unidas para la Formación Profesional e Investigaciones (Unitar), en asociación con el Programa de las naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

La basura electrónica en esos 12 países pasó de 1,7 millones de toneladas en 2010 a 2,5 millones de toneladas en 2019 (8,7 kilos por ciudadano), con Rusia en cabeza tanto en términos absolutos como por habitante.

Sin embargo, sólo se recogieron y gestionaron 79.000 toneladas (un 3,2% del total), mientras que el resto acaba en vertederos, donde algunos recicladores informales se llevan componentes valiosos.

TRES CATEGORÍAS

Según el estudio, el 77% de esos residuos se aglutinan en tres categorías: equipos de intercambio de temperatura (por ejemplo, unidades de calefacción, aire acondicionado y refrigeración), equipos grandes (como lavadoras u hornos) y equipos pequeños (equipos de cocina, aspiradoras…).

Bielorrusia y Rusia tienen grandes industrias nacionales de producción de aparatos eléctricos y electrónicos, mientras que el resto los importan.

La recogida de basura electrónica para su gestión ambiental se lleva a cabo actualmente sólo en Bielorrusia, Kazajistán, Rusia y Ucrania. Bielorrusia cuenta con la mayor tasa de recogida (33,6% respecto a lo comercializado), seguida de Kazajistán (8,8%).

Georgia y Kirguistán no recogen los aparatos eléctricos y electrónicos por falta de una infraestructura organizada de recogida separada de residuos electrónicos.

"Los desechos electrónicos constituyen uno de los flujos de desechos de más rápido crecimiento en el entorno global actual y representan una amenaza significativa tanto para la salud como para el desarrollo sostenible", apunta Ruediger Kuehr, director de Scycle.

Kuehr indica que, “sin embargo, pocos países recopilan estadísticas de desechos electrónicos comparables a nivel internacional y muchos países carecen de la capacidad para recopilar datos sobre desechos electrónicos tanto a nivel regional como nacional”. “Necesitamos estos datos para rastrear los cambios a lo largo del tiempo, establecer políticas nacionales e internacionales, limitar la generación de desechos electrónicos, prevenir el vertido ilegal y promover el reciclaje", sentencia.

DIEZ TONELADAS DE ORO

La gestión de los residuos electrónicos podría suponer una oportunidad económica en la región al crear empresas y, por tanto, empleos en el sector del reciclaje, según Kees Balde, de la UNU.

En 2019, la basura electrónica generada en los 12 países analizados abarcaba 10 toneladas de oro, media toneladas de metales terrestres raros, un millón de toneladas de hierro, 85.000 toneladas de cobre, 136.000 toneladas de aluminio y 700 toneladas de cobalto, lo que equivale a 2.600 millones de dólares (algo más de 2.300 millones de euros) en materias primas secundarias.

Las sustancias peligrosas de los residuos electrónicos incluyeron el año pasado al menos 2,4 toneladas de mercurio; 1,1 toneladas de cadmio; 8.100 toneladas de plomo y 4.000 toneladas de retardantes de llama, todo lo cual supone una amenaza para la salud humana y ambiental.

"Las tasas de recogida de residuos electrónicos deben aumentar en todos los países de la región, al igual que deben aumentar en otras partes del mundo", recalca Balde, que agrega: "Esta mejora se puede realizar a través de la entrega obligatoria de residuos electrónicos a instalaciones autorizadas. También se necesitan obligaciones de notificación obligatorias para todos los actores que recolectan desechos electrónicos".

(SERVIMEDIA)
24 Nov 2021
MGR/gja