A la solemne ceremonia asistieron una gran parte de los más de 160 condecorados con cruces del mérito militar y aeronáutico con distintivo rojo, azul y blanco, “recompensas que conllevan unas dotes militares de mando, valor, serenidad e iniciativa significativos”, destacó el jefe de Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López Calderón, en la apertura del acto.

Por su parte, Robles expresó la “gratitud total y absoluta, no solo de las Fuerzas Armadas, sino de España entera al trabajo que nuestros militares hicieron en Kabul”, en unas palabras que estuvieron precedidas por un recuerdo emocionado a los caídos en Afganistán.

La ministra calificó a los condecorados como “héroes, héroes de verdad y con mayúsculas”, lo mejor de una España “que es capaz de ser generosa con un pueblo que no conoce”, representado en el acto por el colaborador afgano Sami, su esposa y su hija Samia, quienes expresaron en inglés y en español una “profunda gratitud al pueblo de España” y a los militares que, con riesgo de sus vidas, “nos han dado la vida de nuevo y esperanza en el futuro”. “Quien salva una vida, salva el mundo entero”, remarcó Sami.

Su hija de 17 años, Samia, llegada hace cuatro meses de Kabul, hablando en español “que desconocía hace dos meses”, contó que estudia 4º de la ESO y en el futuro quiere estudiar medicina, “y en un futuro podré devolver a este país la ayuda que nos ha brindado”.

La ministra les transmitió el compromiso de España de seguir “trabajando en todos los marcos internacionales para que esas mujeres y niñas (que se han quedado en Afganistán) construyan un mundo nuevo y mejor”.