Ciencia

Los celtas llegaron a remotas islas del Atlántico Norte siglos antes que los vikingos

- Según un estudio sobre sedimentos de lago en las Islas Feroe

MADRID
SERVIMEDIA

Un grupo desconocido de humanos se estableció en las remotas Islas Feroe, ubicadas en el Atlántico Norte, alrededor del año 500, unos 350 años antes de que llegaran los vikingos, que hasta hace poco se pensaba que habían sido los primeros habitantes humanos en ese archipiélago.

Los colonos pudieron haber sido celtas que cruzaron mares ásperos e inexplorados desde lo que hoy son Escocia o Irlanda. Así se explica en un estudio publicado este jueves en la revista ‘Communications Earth & Environment’.

Las Islas Feroe son un pequeño y accidentado archipiélago a medio camino entre Noruega e Islandia, ubicado a unos 320 kilómetros al noroeste de Escocia. Imponentes acantilados dominan sus costas y, azotado por fuertes vientos y un clima nublado, el paisaje rocoso es principalmente tundra. No hay evidencia de que pueblos indígenas hayan vivido allí, por lo que es una de las pocas tierras del planeta que permaneció deshabitada en tiempos históricos.

Excavaciones arqueológicas anteriores han indicado que los vikingos marineros llegaron allí por primera vez alrededor del año 850, poco después de que desarrollaran la tecnología de navegación de larga distancia. El asentamiento pudo haber formado un trampolín para el asentamiento vikingo de Islandia en 874 y su colonización de corta duración de Groenlandia, alrededor de 980.

El nuevo estudio, dirigido por científicos del Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), se basa en sedimentos lacustres que contienen signos de que las ovejas domésticas aparecieron repentinamente alrededor del año 500, mucho antes de la ocupación nórdica.

Anteriormente, las islas no albergaban ningún mamífero, doméstico o de otro tipo; las ovejas podrían haber llegado sólo con personas. El nuevo estudio no es el primero en afirmar que algún grupo humano llegó a las Islas Feroe antes que los vikingos, pero los investigadores apuntan que cierra esta hipótesis.

ANTECEDENTES

En la década de 1980, los investigadores determinaron que el ‘plantago lanceolata’, una maleza comúnmente asociada con áreas y pastizales perturbados y a menudo utilizada como un indicador de la presencia humana temprana en Europa, apareció en las Islas Feroe alrededor de 2200 a.C., lo cual se consideró una posible evidencia de la llegada humana.

Sin embargo, las semillas podrían haber sido esparcidas por el viento y la planta pudo no haber necesitado la presencia humana para establecerse. Del mismo modo, estudios de polen tomados de lechos de lagos y pantanos muestran que la vegetación leñosa desapareció en gran medida algún tiempo antes del periodo nórdico, posiblemente debido a la masticación persistente de las ovejas, pero también por cambios climáticos naturales.

Algunos textos medievales sugieren que los monjes irlandeses llegaron a las islas alrededor del año 500. Por un lado, se dice que San Brendan, un famoso y viajado navegante irlandés, cruzó el Atlántico con acompañantes entre 512 y 530, y supuestamente encontró una tierra apodada la Isla de los Bienaventurados. Especulaciones y mapas posteriores apuntan que se trataba de las Islas Feroe, las Azores del extremo sur o las Canarias, o que Brendan realmente llegó a América del Norte. No hay pruebas de nada de esto.

Siglos más tarde, en 825, el monje y geógrafo irlandés Dicuil escribió que se había enterado de que los ermitaños habían estado viviendo en algunas islas del norte no identificadas durante al menos 100 años. Una vez más, las especulaciones posteriores aterrizaron en las Islas Feroe, pero nunca hubo ninguna prueba.

EVIDENCIA FÍSICA

La primera evidencia física de la ocupación temprana en las Islas Feroe llegó con un estudio de 2013 en la revista ‘Quaternary Science Reviews’, que documentó dos parcelas de turba quemada que contenían granos de cebada carbonizados hallados en una casa vikinga en la isla feroesa de Sandoy.

Los investigadores fecharon los granos en algún lugar entre 300 y 500 años antes de los vikingos; la cebada no se encontraba previamente en la isla, por lo que alguien debe haberla traído. Para muchos arqueólogos, esto constituía una evidencia firme de colonización ‘previkinga’ en las Islas Feroe. Sin embargo, otros querían algún tipo de corroboración antes de declarar cerrado el caso.

El nuevo estudio emplea un enfoque no arqueológico. En una pequeña embarcación, los investigadores navegaron hacia un lago cerca del pueblo de Eioi, sitio de un antiguo lugar vikingo en la isla de Eysturoy. Allí dejaron caer tubos abiertos pesados al fondo para recolectar basura: sedimentos caídos año tras año y acumulados durante milenios, formando un registro ambiental a largo plazo.

Los núcleos penetraron casi tres metros y registraron unos 10.000 años de historia ambiental. Los científicos habían comenzado con la esperanza de comprender mejor el clima en la época de la ocupación vikinga, pero les sobrevino una sorpresa.

Unos 51 centímetros abajo en sedimentos, hallaron signos de que un gran número de ovejas habían llegado repentinamente, muy probablemente en algún momento entre 492 y 512, pero posiblemente tan pronto como 370.

Esos signos reveladores fueron fragmentos identificables de ADN de oveja y dos tipos distintivos de lípidos producidos en los sistemas digestivos de las ovejas, los llamados biomarcadores fecales. Una capa de ceniza depositada de una erupción conocida de un volcán islandés en 877 les ayudó a fechar de manera fiable las secuencias de sedimentos.

"Vemos esto como poner el clavo en el ataúd de que la gente estaba allí antes de los vikingos", indica Lorelei Curtin, quien hizo la investigación como estudiante de posgrado en Lamont-Doherty y añade que, si bien las Islas Feroe se ven escarpadas y salvajes hoy en día, prácticamente cada centímetro cuadrado de vegetación ha sido masticado por ovejas feroesas.

PUEBLOS CELTAS

Más allá del descubrimiento anterior de granos de cebada, nadie ha encontrado aún restos físicos de personas prenórdicas, pero los investigadores dicen que esto no es sorprendente. Las Islas Feroe contienen muy pocos sitios adecuados para el asentamiento, principalmente áreas planas en las cabeceras de bahías protegidas donde los nórdicos habrían construido sobre viviendas anteriores.

Para Lorelei Curlin y Para William D'Andrea, los primeros colonos de las Islas Feroe podrían haber sido celtas, aunque no necesariamente monjes. Por un lado, muchos topónimos feroeses derivan de palabras celtas, y marcas de tumbas celtas antiguas, aunque sin fecha, salpican las islas.

Además, los estudios de ADN de los feroeses modernos muestran que sus linajes paternos son principalmente escandinavos, mientras que sus linajes maternos son principalmente celtas. Otras regiones en el Atlántico norte muestran esta asimetría (se cree que los colonos vikingos masculinos trajeron novias celtas con ellos), pero las Islas Feroe tienen el nivel más alto de ascendencia celta materna, lo que sugiere una población celta existente que precedió a los vikingos.

(SERVIMEDIA)
16 Dic 2021
MGR/clc