Así lo indicó el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, Diego López Garrido, en la presentación de un encuentro 'online' sobre el Pacto Europeo de Migración y Asilo.

Según destacó, estos 36 millones de personas representan el 13% de los 251 millones de inmigrantes en todo el mundo que se estiman en la actualidad. Además, prosiguió, “cuatro de cada cinco inmigrantes africanos se quedan dentro del continente, en países vecinos”.

López Garrido resaltó estos datos con el fin de desmontar la creencia popular que atribuye a la inmigración africana “unas magnitudes desproporcionadas”.

En España, los ciudadanos de origen africano suponen el 30% de la inmigración extracomunitaria, un porcentaje similar a la procedente de América Latina.

A su juicio, esta sobredimensión del fenómeno obedece al “impacto tan llamativo en la opinión pública de algunos fenómenos”, como “la inmigración que llega a costas o a Ceuta y Melilla”.

Aquí se conjugan la atención que generan en primer lugar las muertes y, además, “la utilización política que partidos de extrema derecha hacen del fenómeno”.

Para revertirlo, López Garrido llamó a considerar “todos los efectos positivos de la inmigración, tanto en los países de origen como en los de destino”. Favorece el desarrollo económico en los dos, defendió, y “también el entendimiento entre los pueblos y el progreso cultural”.

EL FUTURO

En el encuentro también participaron Verónica Laorden, coordinadora Estatal de Estudios y Proyectos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR); el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar, y Boubacar Seye, presidente de Horizonte sin Fronteras. Los tres debatieron sobre el reciente Pacto Europeo de Migración y Asilo, que reforma la política migratoria de la Unión Europea con cinco nuevos reglamentos.

Para López Aguilar, el acuerdo “supone un paso muy importante en la buena dirección”, pues la situación “era insostenible, injusta y dejaba toda la responsabilidad en los Estados de primera línea”. A su juicio, el nuevo pacto “ofrece seguridad jurídica a los Estados y a los propios migrantes”, y “establece normas comunes para todos y una responsabilidad compartida”.

Sí admitió que “no satisface todo lo que el Parlamento Europeo quería”, y es que “en el Consejo hay muchos países que se oponían y el viento no sopla a favor”. “No vamos tan deprisa como nos gustaría”, reconoció, “pero sí caminamos en la buena dirección”.

Por su parte, Laorden recalcó la preocupación de CEAR ante la insistencia del Pacto en vincular la ayuda al desarrollo al control fronterizo, que recae en los países africanos. En su opinión, ello va en contra del principal objetivo de la cooperación, que “ha de ser erradicar la pobreza”.

Advirtió además que “obligar a estos países a limitar sus flujos migratorios atenta contra la libertad de circulación de sus habitantes” y “perjudica” su desarrollo económico, muy dependiente de las remesas de la inmigración.

Boubacar Seye denunció también que este pacto abunda “en la externalización de fronteras” y alertó de que “traerá más muertes en el mar Mediterráneo”. “Es injusto para los africanos” y no servirá para gestionar la inmigración, concluyó.