La cifra se ha dado a conocer estos días en la XII Reunión de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que cierra hoy sus puertas tras tres días de sesiones en Santander.

"Los expertos queremos hacer hincapié en la seriedad de estas cifras, ya que se le da mucha relevancia al riesgo de muerte por accidente de tráfico y muy poca a la muerte por causa cardiovascular", afirmó este viernes Ángel Moya, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias.

Sin embargo, prosiguió el doctor Moya, "es tan importante el conocimiento sobre cómo evitar accidentes de tráfico como el de prevenir y tratar correctamente las enfermedades del corazón".

Los especialistas recordaron que la muerte súbita es una muerte natural que ocurre de forma instantánea o durante la primera hora desde el comienzo de los síntomas y que se da en un paciente con enfermedad previa conocida o sin ella, pero en el que el momento y la forma del fallecimiento son totalmente inesperados.

Añadieron que estos episodios son responsables del 50% de las muertes cardiovasculares y entre el 15% y el 20% del total de defunciones.

Las causas de la muerte súbita varían según la edad. Así, antes de los 35 años, suele deberse a anomalías congénitas y, a partir de esta edad, el 90% de los casos se explica por padecimiento de cardiopatía isquémica.

Un ámbito en el que los casos de muerte súbita son especialmente llamativos es el del deporte, no por ser muy numerosos, sino más bien por afectar a gente joven y sana.

Se calcula que esta enfermedad sorprende a uno de cada 100.000 deportistas de menos de 35 años y a uno de cada 15.000 de más de esta edad cada año.

En este sentido, los expertos indicaron que aunque en ocasiones se han relacionado estos casos con la toma de sustancias dopantes, "la muerte súbita como consecuencia del dopaje se da solo en casos aislados".

Además, añadieron, hoy se sabe que la gran mayoría de los casos de muerte súbita en deportistas se producen por enfermedades de origen genético.

La gravedad del problema estriba en que en la mayoría de los casos una exploración mínima y un electrocardiograma, con eventualmente alguna otra exploración, podrían detectar a tiempo el problema, evitando que finalmente tuviera lugar la muerte súbita.

A este respecto, apuntaron que son múltiples los estudios que demuestran los beneficios de practicar deporte, una actividad buena para el corazón, que, no obstante, debe hacerse con mesura y precauciones, como someterse a una revisión médica si hace tiempo que no se realiza deporte y se va a iniciar de forma intensa.