Ambos países facilitarán el uso conjunto de sus infraestructuras científicas, intercambiarán personal investigador, organizarán foros y reuniones bilaterales y buscarán áreas para la colaboración en tecnología e innovación.

Los dos países han acordado además un plan de trabajo para ampliar y desarrollar la colaboración mutua en otras áreas. De esta manera, investigadores chinos tendrán acceso al Sincrotrón Alba o al Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología, y los españoles al Acelerador de Partículas de Shanghai o a la Microsonda Iónica de Alta Resolución y Sensibilidad II, por ejemplo.

Esta utilización conjunta de las infraestructuras científicas se podría ampliar a centros de investigación en próximos acuerdos.