(Reportaje) Ikea y Acnur iluminan la vida de los refugiados

- Su proyecto 'El poder de la luz' llevará iluminación solar a más de tres millones de personas

MADRID
SERVIMEDIA

Los campos de refugiados que gestiona Acnur en Etiopía, Chad, Bangladesh y Jordania dispondrán de iluminación solar gracias a una iniciativa solidaria de Ikea. Se trata de ‘El poder de la luz’, a través de la que el fabricante de mobiliario sueco dedicará un euro por cada bombilla LED vendida en sus tiendas hasta el próximo 29 de marzo.

Tras la puesta de sol, lo normal en muchos campos de refugiados es desenvolverse en la oscuridad, lo que dificulta realizar tareas cotidianas sencillas como cocinar, hacer los deberes, ir al baño o a por leña, e incluso las hace peligrosas, en especial para las niñas y las mujeres.

“Los aseos estaban tan oscuros que me daba mucho miedo usarlos por la noche”, recuerda Ajuma, una mujer de 36 años que desde la desaparición de su marido saca adelante sola a sus tres hijos en el campo de refugiados Bazar de Cox Kutupalong en Bangladesh .

Para que la llegada de la noche no obligue a las personas que viven en estos espacios a abandonar sus actividades, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Fundación Ikea han lanzado la iniciativa ‘El poder de la luz’, con la que tienen por objetivo dotar de farolas y lámparas solares las calles y tiendas de los campos de refugiados que gestiona la entidad humanitaria en Etiopía, Chad, Bangladesh y Jordania.

En 2007, Acnur ya instaló 150 farolas solares en Bazar de Cox Kutupalong, “desde entonces, tanto mis hijos como yo nos sentimos más seguros si tenemos que movernos por la noche”, asegura Ajuma.

Ahora, ‘El poder la luz’ llevará iluminación a unos 3,4 millones de personas refugiadas y les facilitará también otras soluciones eficientes energéticamente, como cocinas solares. Esto será posible gracias a los fondos que se recauden hasta el próximo 29 de marzo con la venta de bombillas LED en las tiendas del fabricante de muebles sueco de todo el mundo, que dedicará al proyecto un euro por cada unidad vendida, unas donaciones que se canalizarán a través de su fundación a este proyecto.

De este modo, Acnur e Ikea quieren contribuir a mejorar la calidad de vida y la seguridad de las personas que viven en campos de refugiados, donde las condiciones “pueden ser muy duras, especialmente para los niños. La falta de luz limita actividades diarias que consideramos normales, como sentarse a comer en familia o hacer los deberes. Influye en la salud y la seguridad, y en la capacidad de las familias para obtener ingresos”, subrayó Per Heggenes, director general de la Fundación Ikea, con motivo del lanzamiento de la campaña ‘El poder de la luz’.

“En 2013 unos dos millones de personas se convirtieron en refugiados, una cifra récord en 20 años”, señaló António Guterres, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, quien resaltó la importancia de iniciativas de ese tipo, “en cada emergencia humanitaria, la ayuda del sector privado es más urgente. Esta campaña representa una nueva y excepcional etapa en nuestra relación con la Fundación Ikea, el mayor socio en el ámbito privado de Acnur. Esperamos poder transformar juntos la vida de muchos refugiados”, añadió Guterres.

Experiencias como la de Bazar de Cox Kutupalong ya han demostrado que dotar de luz por la noche a los campos de refugiados contribuye a reducir “delitos menores, como el robo y el acoso, que han descendido notablemente desde que se instalaron farolas solares. La gente ya no tiene miedo de moverse por el campo por la noche”, reconoce Ramida Begun, líder de un comité de gestión en ese campo bangladeshí.

EDUCACIÓN Y FORMACIÓN

Disponer de luz es fundamental para que los niños puedan estudiar, algo a lo que va a contribuir ‘El poder de la luz’, que también destinará una parte de los fondos recaudados a mejorar la educación primaria.

“Antes de tener electricidad solar, solíamos usar una linterna de mano, pero tenía que sujetarla, leer y escribir al mismo tiempo, y eso dificultaba todo. Además, cualquier otro miembro de mi familia podía necesitarla y entonces tenía que dejar de estudiar”, dice Alma, una niña de 16 años que vive con su familia en el campo de refugiados de Dollo Ado, en Etiopía, desde que estalló la guerra civil en su país natal, Somalia.

Gracias a la colaboración entre Acnur e Ikea, Alma, como muchos otros niños que viven en Dollo Ado, cuentan ahora con lámparas solares, lo que les permite estudiar cuando anochece, y también es útil para el resto de su familia porque “la usan si no estoy estudiando. Por ejemplo, cuando me voy a la cama”, explica la niña. “Ilumina el resto de la casa y podemos usarla varias personas al mismo tiempo, las linternas no son asequibles”, comenta Kinsi, la madre de Alma. “Espero completar mi formación e ir a la universidad. Quiero ser maestra y ayudar a mi familia y a mi país”, asegura Alma.

Cada día, al caer la noche, Amir, otro refugiado somalí que vive desde agosto de 2013 en Dollo Ado, da clase de inglés y matemáticas a un grupo de 30 estudiantes adultos a la luz de una de las farolas solares instaladas en sus calles por Acnur e Ikea, lo que le permite obtener unos ingresos extra vitales para él y su familia, y constituye un importante servicio a su comunidad.

Amir, que es profesor desde hace cuatro años, también dispone de luz solar en su casa, gracias a lo que “tenemos más tiempo para hacer las tareas de la tarde. Antes, nos íbamos a la cama a las ocho”, dice. Tener iluminación eléctrica en su hogar, le permite poder preparar las lecciones que impartirá el día siguiente.

Gracias a ‘El poder de la luz’ Acnur e Ikea dotarán de electricidad solar a los campos de refugiados de Dollo Ado que aún no disponen de ella. Esto es muy importante ya que “muchas familias a menudo tienen que vender las raciones de alimentos para poder pagar otros artículos de primera necesidad como las baterías de las linternas. Las baterías son caras. Las luces solares han ayudado mucho”, dice Amir.

La instalación de farolas y paneles solares también ha permitido que algunos refugiados reciban formación cualificada para aprender a instalarlos y realizar su mantenimiento y el de las baterías recargables, lo que les ofrece nuevas oportunidades de cara a su futuro.

'AHORRA 80'

Las cocinas solares con las que el proyecto ‘El poder de la luz’ dotará a los refugiados de campos gestionados por Acnur consumen un 80 por ciento menos que las cocinas de leña tradicionales de tres fuegos, de ahí su nombre ‘Save 80’ (‘Ahorra 80’).

Con tan sólo 250 gramos de madera, ‘Ahorra 80’ lleva a ebullición seis litros de agua en 25 minutos con una baja emisión de humos, y está diseñada de forma que regula de modo automático el acceso del aire, por eso puede funcionar sin problema aunque haga viento.

Esta cocina solar es fácil de encender, y permite utilizar como combustible pequeños trozos de madera que no serían aprovechables en otro tipo de cocinas. Con ella se puede cocer, freír y cocinar los alimentos a la plancha. Para que resulte más duradera, está fabricada en acero inoxidable.

La iniciativa también facilitará recipientes ‘Wonderbox’ con los que se pueden conservar calientes los alimentos más de 12 horas, e incluso cocinar algunos con el calor que se mantiene en su interior, de manera sencilla y sin que el cocinero tenga que estar pendiente de su cocción. Estos recipientes tienen la misma capacidad que ‘Ahorra 80’, ocho litros, y consumen la mitad de leña cuando se cocina con ellos.

La fabricación en serie de ‘Save 80’ y ‘Wonderbox’ ya ha empezado, y en un breve periodo de tiempo se podrá adaptar la capacidad de producción a cualquier cantidad que se precise. El transporte de ambos instrumentos de cocina es fácil, ya que son ligeros y sus embalajes son de reducidas dimensiones, puesto que ambos van desmontados en piezas de fácil ensamblaje.

UN LUGAR AL QUE LLAMAR HOGAR

Desde 2013, la Fundación Ikea impulsa un proyecto, que se prolongará hasta 2015, con el fin de mejorar las viviendas que se facilitan a los refugiados, diseñando un hogar mejor para los millones de personas que se encuentran en esa difícil situación, con especial atención a los niños.

Dicha iniciativa ya ha dado lugar a un prototipo que ha sido ideado por el grupo de diseñadores suecos Unidad de Vivienda para Refugiados, Acnur y Fundación Ikea, cuya utilidad se ha verificado en el campo de refugiados de Dollo Ado en Etiopía. Con las opiniones de las familias que han ocupado estos prototipos se ha creado un diseño definitivo mejorado para ofrecer vivienda segura y digna a los millones de refugiados como consecuencia de conflictos y desastres naturales, que acaba de empezar a instalarse en los campos de refugiados de Jordania, donde ya funciona una treintena. Pronto empezará a utilizarse también en Líbano.

Esta vivienda modular pretende ofrecer una alternativa más duradera que las tiendas que actualmente se emplean, pensadas para períodos de unos seis meses, que no resultan adecuadas para albergar familias que pueden llegar a vivir en ellas más de 12 años.

Las casas promovidas por Acnur y Fundación Ikea están dotadas de energías renovables y ventilación para que sean más confortables y seguras, y constituyan un lugar en el que sus usuarios se sientan como en su ‘hogar’. Asimismo, ambas entidades colaboran con el fin de que la experiencia del fabricante de mobiliario en el campo de la logística, el embalaje y el transporte, sea de aplicación práctica en el ámbito de las emergencias humanitarias.

IKEA, EL MAYOR SOCIO PRIVADO DE ACNUR

Fundación Ikea colabora con Acnur desde 2010 para mejorar las condiciones de vida de las familias y la educación que reciben los niños en campos de refugiados, así como en la ayuda a las comunidades vecinas.

En 2011, ese acuerdo se consolidó con una donación de 46,7 millones de euros por parte del fabricante de muebles sueco, que constituyó la mayor aportación privada recibida por la agencia humanitaria hasta ese momento, que la destinó a los refugiados de Dollo Ado.

Fundación Ikea amplió esa contribución humanitaria en 2012, hasta llegar a los 73 millones de euros, con el fin de ayudar a tres países más: Bangladesh, Chad y Jordania, en este último, los niños sirios refugiados recibieron lámparas solares de Ikea en sus paquetes de suministros humanitarios.

Este 2014, la entidad ya ha donado mantas, colchones y tiendas de campaña al campo de refugiados de Dollo Ado en Etiopía. Con los programas que financia actualmente, la Fundación Ikea prevé beneficiar a un total de 100 millones de niños de aquí a 2015.

(SERVIMEDIA)
09 Mar 2014
LVR/caa