Según informó el Instituto Armado, en la denominada ‘operación Caramelo’ han sido detenidas seis personas y han sido intervenidos 30 kilogramos de cocaína, un subfusil y una pistola. También ha sido desmantelado un completo laboratorio de transformación de cocaína.

Una parte de la organización -en concreto, cinco de sus miembros- fue interceptada en el aeropuerto de Dusseldorf (Alemania) por la oficina de información criminal aduanera de este país. A estos sospechosos, que tenían entre 23 y 65 años, se les intervinieron 5,9 kilogramos de cocaína.

Tras estas detenciones, se pudo detectar un nuevo restablecimiento de la banda en España y se localizó a una persona sospechosa de distribuir cocaína en Segovia y Madrid. Se trataba de D.F.B.V., de 39 años de edad y de nacionalidad ecuatoriana, que hacía uso de un piso franco situado en la localidad de Segovia. Los agentes averiguaron que esta persona era la encargada de custodiar la droga y prepararla, y tenía intención de forma inminente de regresar a su país de origen.

LABORATORIO COMPLETO

En los registros efectuados en Segovia y Madrid, el Instituto Armado se ha incautado de 24 kilogramos de cocaína; un subfusil UCI marca U.C.; y un arma corta marca BBM, modelo 315. En el piso ubicado en la localidad de Segovia, existía un laboratorio completo para la adulteración de la cocaína.

Los agentes españoles iniciaron esta operación a principios del pasado año y centraron sus pesquisas sobre un individuo sospechoso de distribuir gran cantidad de cocaína en España. Fruto de estas investigaciones, la Guardia Civil de Segovia localizó la existencia de un grupo delictivo organizado con una estructura piramidal.

Esta banda estaba dedicada al tráfico de cocaína y cada uno de los subgrupos que de ella dependían tenía bien definidas, tanto sus atribuciones como las zonas en las que trabajaban.

Este red introducía la droga desde la Republica Dominicana, para lo cual usaba grandes medidas de seguridad, para lo que, en ocasiones, pasaba por otros países intermedios hasta llegar al aeropuerto de Madrid. Una vez en España, la droga era cortada, ya que la misma llegaba con una pureza elevada.

El estupefaciente era posteriormente trasladado hasta Segovia. La cocaína base era tratada con unos precursores para reducir su pureza y obtener así una mayor cantidad de droga para introducir en el mercado, quedando de esta forma dispuesta para su posterior distribución y venta entre los consumidores.