Así se desprende del estudio ‘El sueño y la fatiga en la conducción. ¿Cuáles son los hábitos de los conductores españoles?’, elaborado por la Fundación CEA (Comisariado Europeo del Automóvil) sobre una encuesta a 743 automovistas realizada entre marzo y mayo de este año, y presentado este miércoles en una rueda de prensa en Madrid.

La directora de Comunicación de la Fundación CEA, Nuria Alonso, consideró “bastante alarmante” que una de las conclusiones del estudio es que el 71,65% de los conductores reconoce que ha tenido somnolencia al volante, aunque también existen otros factores que pueden provocar distracciones, como la pérdida de concentración (41,01%), el parpadeo constante de los ojos (32,62%) o dolores de espalda o calambres (26,07%).

Alonso consideró más grave el hecho de que el 59,22% de los automovilistas admita que ha sufrido ‘microsueños’ mientras conducía, es decir, se quedan “directamente dormidos” en dos o tres segundos, cuando, según un estudio alemán, causan uno de cada cuatro accidentes mortales en autopista. “Casi 16 millones de conductores españoles sufren ‘microsueños’”, sentenció.

En estos casos, casi la mitad de los conductores (49,93%) asegura que detiene el vehículo cuando siente cansancio, un 45,49% lo hace cada dos horas y el 4,58% reconoce que no realiza ninguna parada durante el viaje.

Alonso subrayó que la fatiga suele aparecer a las cuatro horas de la conducción y que acumular más de 17 horas despierto tiene una relación directa en la pérdida de reflejos al volante que equivale a llevar 0,5 gramos de alcohol en sangre, esto es, como si un hombre de unos 80 kilos se toma una copa de whisky.

El estudio destaca que los conductores que presentan un elevado riesgo de accidentes por sueño son fundamentalmente los jóvenes de entre 18 y 29 años, los trabajadores a turnos, los que se ponen ante el volante bajo los efectos del alcohol o de las drogas y los que tienen enfermedades relacionadas con el sueño.

CONSEJOS

Por su parte, el director de la Fundación CEA, Fernando González, recalcó que “todos los conductores tienen la obligación de controlar adecuadamente el vehículo” y prestar atención durante la conducción, algo que “no sucede en una situación de sueño o de fatiga”, lo que genera “un elevadísimo riesgo de siniestralidad”.

González indicó que dormirse al volante supone cometer un delito de imprudencia grave que puede estar penado con hasta cinco años de prisión y nueve de retirada del permiso de conducir.

Apuntó que los médicos y los farmacéuticos “tienen la obligación” de informar a los conductores de los riesgos que asumen si toman algún fármaco que puede generar somnolencia (que incluyen un pictograma con un coche dentro de un triángulo rojo), y que los sistemas de seguridad que intentan detectar “actitudes anormales” en el automovilista (por el parpadeo lento o constante, la detección de fatiga, la visión no centrada en la calzada, etc.) deben extenderse “cuanto antes y lo más rápido posible”.

A la luz de los resultados de este estudio, la Fundación CEA pidió a las instituciones que hagan campañas sobre los riesgos de conducir con sueño o fatiga; que la UE cree una normativa que obligue a vender vehículos con dispositivos de seguridad de alerta en estos casos; que los médicos de atención primaria, especialistas y farmacéuticos informen a los pacientes de las contraindicaciones de los medicamentos para conducir; que las farmacéuticas añadan en las cajas de las medicinas de manera visible el indicativo que alerte de la prohibición de manejar máquinas o vehículos, y más difusión en los medios de comunicación sobre el riesgo de la falta de descanso antes de conducir.