Expertos señalan que “las enfermedades neurodegenerativas van a ser la epidemia del siglo XXI”

MÁLAGA
SERVIMEDIA

El investigador principal de Ciberned y miembro de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid Javier Fernández Ruiz manifestó hoy en el tercer Congreso Internacional sobre Investigación e Innovación en Enfermedades Neurodegenerativas, que se celebra en Málaga, que “las enfermedades neurodegenerativas van a ser la epidemia del siglo o XXI, como lo fueron las infecciones hasta el descubrimiento de la penicilina”.

Este experto explicó que se trata de enfermedades “muy nuevas”, que hace 50 años no existían “porque la esperanza de vida era menor, y la gente moría de otra patología antes de que pudiera desarrollar enfermedades de este tipo”. Sin embargo, tal y como señaló, la esperanza de vida está creciendo y, con ella, la prevalencia de este tipo de enfermedades.

“Actualmente, la prevalencia de la Enfermedad de Alzheimer es de 1 de cada 2 personas de entre 85 y 90 años, y la del Parkinson de 1 de cada 4”, informó el investigador, siendo esta última la segunda enfermedad neurodegenerativa en prevalencia, y la primera de entre las enfermedades cerebrales que afecta a los ganglios basales.

Los ganglios basales conforman una región del cerebro donde se regulan los movimientos automáticos, por lo que el paciente tiembla en reposo, y le resulta complicado iniciar cualquier tipo de movimiento, sobre todo la marcha. Por este motivo, según Fernández Ruiz, “la enfermedad se ha asociado tradicionalmente al movimiento, pero en realidad tiene también síntomas no motores que son, además, los que nos pueden alertar del desarrollo de la enfermedad”.

Y es que según el doctor, cuando una persona empieza a desarrollar estos “síntomas clásicos” (rigidez, inhibición motora), ya se ha producido una pérdida excesiva de dopamina, -neurotransmisor necesario para el control del movimiento que las neuronas dejan de producir con esta enfermedad-. Las neuronas colinérgicas (aquellas que hacen posible la contracción de diferentes músculos y la estimulación de las glándulas exocrinas), explicó, “tienen la capacidad de que cuando una muere, el resto puede seguir haciendo el trabajo de la que falta hasta que se alcanza un nivel de muerte del 60-70%. Entonces, el paciente acude a su médico como consecuencia de los primero síntomas, y es diagnosticado de párkinson, pero ya es muy tarde”.

Por este motivo, el experto explicó que uno de los principales retos de Ciberned es la identificación de marcadores tempranos, es decir, de “signos que nos permitan saber que la enfermedad ya existe y está degenerando el cerebro del paciente aunque ésta no dé la cara”.

“Por ejemplo, sabemos que uno de los posibles marcadores tempranos de la enfermedad es la pérdida de olfato. Si nos alertáramos ya desde que un individuo presente problemas de olfacción, podría iniciarse antes el tratamiento y tendría así una mayor posibilidad de funcionar”. El problema, según el experto es que a día de hoy, las nuevas técnicas para determinar un diagnóstico precoz son muy caras, y sería complicado que se hicieran de forma rutinaria.

A este respecto, aseguró que “uno de los retos más importantes a día de hoy, es conseguir detectar la enfermedad antes de que aparezcan los primeros síntomas, a través de pruebas más fáciles de obtener, con algún tipo de análisis que busque marcadores moleculares que puedan ser identificados en sangre”.

“Habría que concienciar sobre la importancia de realizar chequeos rutinarios a nivel ambulatorio para que, en el caso de detectar alguna sospecha que nos haga suponer que el paciente pudiera tener la Enfermedad de Parkinson, se le realizaran otro tipo de pruebas como las de neuroimagen, por ejemplo”.

En este sentido, explicó que los primeros síntomas, en los casos más habituales, suelen manifestarse a partir de los 55, 60 o 65 años, y a partir de los 65 se produce un crecimiento exponencial, de manera que la incidencia se va multiplicando en función de segmentos de edad. “En los casos genéticos pueden aparecer incluso a los 30 o 40 años, pero solo el 5% de los casos de párkinson tiene su origen en la genética. A día de hoy, desconocemos qué produce el 95% de los casos restantes”, añadió.

(SERVIMEDIA)
22 Sep 2015
SRH/gja