En los pasillos del Congreso de los Diputados, el presidente expresó su “condolencia más sentida” a la familia del gendarme Jean-Serge Nérin, al Gobierno francés y al presidente de la República, Nicolas Sarkozy, con quien espera hablar a lo largo de la mañana.

Expresó también la “condena radical” a esta nueva acción criminal de ETA y la solidaridad y reconocimiento a Francia por su colaboración contra el terrorismo, “tan importante para nuestra libertad y seguridad” y por la que esta vez “ha pagado un alto precio”.

Rodríguez Zapatero aseguró que ha sentido ese asesinato como el de un miembro de las fuerzas de seguridad españolas “porque sé hasta qué punto colaboran con nosotros, sienten la causa de la libertad y del fin de ETA como la sentimos nosotros, y nuestro sentimiento tiene que estar hoy más cerca que nunca del pueblo francés, de su Gobierno y muy especialmente de la Gendarmería”.

En la tesis defendida en los últimos tiempos, el presidente reiteró que ETA “sufre un importante acoso fruto de la eficacia policial”, pero mantiene sus “pretensiones criminales y abyectas”, por lo que los gobiernos español y francés y las fuerzas de seguridad de ambos países mantendrán “la lucha implacable” contra la banda terrorista.

El presidente explicó que al conocer lo sucedido los gabinetes de Presidencia y del Elíseo permanecieron en contacto, y se declaró partidario de “dejar trabajar” a la policía francesa “a su ritmo” para esclarecer lo sucedido, con la convicción de que los dos países “redoblaremos” la voluntad de colaboración.