En la operación han sido arrestadas 16 personas presuntamente relacionadas con los hechos, 15 de nacionalidad rumana y una procedente de Rusia, y 20 más han sido identificadas.

En menos de un año lograron hacerse con nueve toneladas de cobre y latón, con el que consiguieron un beneficio económico de 14.000 euros.

La organización contaba con una infraestructura ubicada en lugares recónditos y apartados donde almacenaban el material sustraído y tenía a su disposición una importante flota de turismos, furgonetas y camiones para llevar a cabo las sustracciones y el traslado de la mercancía. Para evitar ser descubiertos contaban con varios juegos de matrículas que intercambiaban, además de documentos de identidad falsos.

Al mando de la trama se encontraban dos personas que tenían el máximo poder de decisión y dirección. En primer lugar enviaban a sus subordinados a localizar objetivos para la posterior actuación de los que tenían que ejecutar el robo. En los viajes para la localización de objetivos, los hombres iban acompañados de sus mujeres y niños para dar apariencia de viajes familiares y no levantar sospechas.

La Policía llevó a cabo el registro de dos chalés donde guardaban efectos robados: herramientas, maquinaria industrial, electrodomésticos, cableado, cobre, latón, maquinaria agrícola, vehículos, bicicletas, seis pistolas detonadoras, una escopeta de caza, placas solares y diferentes animales de granja y de compañía. Uno de estos animales es un cachorro de perro de cuatro meses que ya ha sido entregado a su dueño.