Pobreza

El 60% de las personas atendidas por Cruz Roja no pueden mantener el confort de su casa en verano

MADRID
SERVIMEDIA

Un 63% de las personas atendidas por Cruz Roja está en situación de pobreza relativa y un 68% tiene carencia material y social severa. El problema más acuciante experimentado por las familias fue la incapacidad de más del 60% de los encuestados de mantener el confort en sus viviendas tanto en invierno como en verano, lo que se puede relacionar con múltiples causas y condiciones.

Así lo recoge el estudio ‘El impacto de la pobreza energética en la vulnerabilidad social de la población atendida por Cruz Roja en el contexto de la crisis inflacionaria’, que revela datos sobre la situación que viven las personas atendidas por la organización. Este estudio, presentado este lunes en Madrid, se ha realizado en colaboración con la Cátedra de Energía y Pobreza de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (Comillas ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas.

La investigación, realizada mediante técnicas cuantitativas y cualitativas en más de 1.500 hogares con personas usuarias de Cruz Roja, revela que el problema más acuciante experimentado por las familias durante 2022, según los últimos datos disponibles.

“Más del 85% de los hogares del estudio sobre Vulnerabilidad Social y Pobreza Energética en España se encuentran en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social (Arope) principalmente por el bajo nivel de renta de la población analizada, con un 63% de las personas en situación de pobreza relativa y un 68% con carencia material y social severa”, explicó Sara Casas, del Área de Conocimiento de Medio Ambiente de Cruz Roja Española.

“La pobreza relativa se identifica tradicionalmente como una de las causas principales de la pobreza energética. Por otro lado, la falta de confort se puede relacionar también con el mal estado y la baja eficiencia energética de la mayoría de las viviendas analizadas”, aseguró Roberto Barrella, de la Cátedra de Energía y Pobreza de Comillas ICAI.

TEMPERATURA

Según el estudio, la falta de temperatura adecuada en los hogares, fenómeno que golpea de forma más evidente a las personas vulnerables, está muy relacionada con una tendencia creciente de muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura. Un hecho que se disparó en 2022 debido a la inflación y que supuso que solo un 9% de las personas encuestadas utilizaran la calefacción sin restricciones durante el invierno anterior al estudio (2022-2023). Además, “más del 90% de los hogares que decidieron no encender la calefacción, o hacerlo de forma mucho más reducida. Ante este escenario, más de un 25% de los hogares experimentaron retrasos en el pago de facturas en mayor proporción que en años anteriores lo que confirma la conexión entre este miedo a la factura con la creciente situación de incomodidad térmica de estos hogares”, comentó María Cortijo, del Área de Datos, Estudios y Calidad de Cruz Roja Española.

El impacto social y personal de estos hábitos y, en general, de la pobreza energética, queda sintetizado desde seis perspectivas: el impacto en la salud mental y física (el 23% de los encuestados manifiestan problemas de salud relacionados con la pobreza energética); el riesgo de intoxicaciones, incendios o cortes de electricidad (el 25% almacena productos inflamables y un 6,6% sufre cortes en suministros energéticos); el endeudamiento y retrasos en los pagos de facturas (el 27% reconoce el retraso en el pago de sus facturas y un 70% recorta gastos en ellas); la reducción de la vida social, de ocio y entretenimiento (el 67,2% de los encuestados sufre recortes en su vida social); el incremento de la conflictividad familiar y el impacto en la vida escolar y laboral (el 31% reduce su gasto en educación).

BRECHA DE GÉNERO

El estudio muestra que alrededor del 62% de los hogares cuya persona sustentadora principal es una mujer, declaran una temperatura inadecuada en la vivienda frente a un 64-65% de los que tienen a un hombre. Estos resultados correlacionan con las preferencias adaptativas u otras preocupaciones mayores de mujeres y migrantes que se intuyen desde las transcripciones de las reuniones de los grupos focales.

“No usamos aire acondicionado, sí la cocinilla y el termo eléctrico. Así conseguimos facturas que no son tan elevadas (30 o 40 euros al mes). Cuando mis dos hijos están en casa por vacaciones, por ejemplo, utilizan la PlayStation`` y están en casa un poquito más, pero con el ventilador nos apañamos. En invierno utilizamos un brasero eléctrico y mantas, y bastante ropa de abrigo”, relata Montserrat, una beneficiaria de Cruz Roja en Tenerife.

“No puedes ir a ningún lado, no hay entretenimiento. Yo nunca tuve cursos educativos o actividades extraescolares para mis hijos. Ni un fin de semana para salir por ahí y hacer algo, ni para el viaje de fin de curso. Encima de que somos pobres, no quieres quedar en mal lugar, pero te ves obligada a luchar por tu familia y quitar de cosas que no son básicas pero que al final ves que otras personas las tienen y es muy duro”, expuso Anabel, de Cádiz.

(SERVIMEDIA)
01 Jul 2024
AHP/gja