Ese viaje vital ha llevado a estas cinco mujeres desde Granada y Almería, donde residen, a Rusia, Kazajistán y China; a aprender los idiomas de los niños y niñas a los que iban a adoptar para poder comunicarse con ellos; a luchar en juzgados y administraciones para reunirse con los pequeños o mantenerlos consigo, y también en las escuelas, para que recibieran el apoyo necesario para aprender español y adaptarse al sistema educativo. Unos escollos poco conocidos, ya que la sociedad “tiende a idealizar la adopción”, dice María Martín, una de las co-autoras y coordinadora de ‘Mariposas en el Corazón. La adopción desde dentro’ (El Hilo Ediciones, 2015).

De la necesidad de contar de una manera realista cómo es el proceso de adoptar un hijo o una hija nace la idea de escribir este libro. “Conocía a muchas familias de adopción a través de la Asociación de Familias Adoptivas Multiétnicas de Granada (AFAM), creada por Loreto Castillo, otra de las coautoras de la obra, que he presidido durante cuatro años, cuando ella me cedió el testigo”, añade Martín. Por ese cauce llegaron “muchas solicitudes de personas que querían participar en este proyecto, y elegí los casos que permitían abarcar diversos problemas que conlleva la adopción. Algunas personas abandonaron porque eso les supuso revivir experiencias duras, y reabrir heridas que estaban ya cerradas”, añade.

UNA PANORÁMICA A TRAVÉS DE 5 CASOS DIFERENTES

'Mariposas en el corazón. La adopción desde dentro' ofrece una panorámica sobre este tema a través de cinco casos diferentes. En la obra María cuenta cómo adoptó a dos hermanos de seis y tres años de Siberia Oriental, las dificultades de su hija mayor para aprender español y la falta de apoyo por parte de la escuela en la que entonces estudiaba. Para Mercedes, lo más complejo de su experiencia adoptiva fue cambiar su “concepto de lo que significa ser madre".

Una espera de casi una década y las asignaciones fallidas fueron los escollos que afrontó Pilar, hasta que por fin se convirtió en madre adoptiva y familia monoparental a los 54 años con la llegada de Biyi a su vida. “Cuando veo a mi hija pienso que todo ha valido la pena”, asegura.

Inmaculada y su marido llevan más de cuatro años luchando para que Paula, su hija adoptiva, lleve sus apellidos, ya que los padres biológicos de la pequeña recurrieron el acogimiento pre adoptivo. Para ello han tenido que iniciar de nuevo el proceso de adopción. “Esto tiene muchas complicaciones, porque Paula ya se está dando mucha cuenta”, dice Inmaculada.

De los tratamientos de fertilidad infructuosos, Loreto y su marido pasaron a convertirse en familia numerosa en un breve plazo. “Hicimos la primera solicitud de adopción en 2003, con un expediente nacional, pero como nos dijeron que podía demorarse, abrimos otro internacional”. Sin embargo, tres años después de haber adoptado a su primera hija en China, llegó su segundo hijo adoptivo en España, ya que el proceso fue más rápido de lo que les habían indicado y después vendrían un niño y una niña más, vinculados familiarmente con él. “¡Cómo iba a rechazar yo a otros dos bebés que me ofrecían!”, subraya Loreto.

LIBRO SOLIDARIO

El libro también pretende ser de ayuda para parientes, amigos, profesores psicólogos y otras personas que por algún motivo sean cercanas a la adopción. Además tiene un fin solidario, ya que una parte de su recaudación se destina a la labor de la ONG Aldeas Infantiles SOS, organización internacional sin ánimo de lucro dedicada a la ayuda a la infancia, que acaba de ser galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016.