El consejero de CCOO en Caja Madrid dice tener “la conciencia tranquila” y niega haber pagado comidas en Bolivia u hoteles en Madrid

- Denuncia un “`totum revolutum` interesado” en el proceso

MADRID
SERVIMEDIA

El exconsejero de Caja Madrid Rodolfo Benito Valenciano, nombrado en representación de CCOO, aseguró hoy en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por el `caso de las tarjetas black´ que tiene “la conciencia tranquila” porque nunca cometió “ningún acto delictivo” y, más en concreto, negó con contundencia haber pagado una comida en Bolivia, abonado compras en joyerías u hoteles en Madrid.

Según la investigación previa al juicio, Benito gastó un total de 140.600 euros con su tarjeta entre los años 2003 y 2010, en que dejó de ser consejero. En la vista respondió únicamente a las preguntas del fiscal y a su defensa y dijo en reiteradas ocasiones no reconocer los gastos que le atribuye el listado Excel donde se registraban los gastos hechos a cargo de estas tajetas.

“Lo único que reconozco es el daño que se me ha hecho”, llegó a decir Benito, antes de negar enérgicamente haber hecho gasto alguno en un restaurante de Bolivia, país donde “no he estado nunca”, ni en joyerías, ni en hoteles en Madrid, que es la ciudad “donde vivo”.

El Ministerio Público reconoció la existencia de una comunicación de Visa Europa avisando de la clonación de la tarjeta de Benito a cuyo extracto, dijo el acusado, no tenía acceso. Basándose en ese argumento, el exconsejero insistió en su “total inocencia” y en que “este proceso es muy injusto. Tengo la conciencia muy tranquila porque no he cometido ningún acto delictivo”.

Benito afirmó que conoció la clonación de su tarjeta durante el proceso judicial al enterarse de la existencia de una comunicación de Visa Europa alertada desde Caja Madrid. Explicó también que una vez conocidos estos hechos pidió a Visa información sobre los gastos presuntamente fraudulentos hechos con ese duplicado de su tarjeta que nunca llegó a recibir.

Según explicó al tribunal, cuando se incorporó al Consejo de Administración de Caja Madrid, éste ya estaba constituido y “tenía acuerdos preestablecidos que yo no podía conocer”. En todo caso, insistió en que su tarjeta se regía por cuatro principios: “Estaba autorizada, era conocida, estaba controlada y era consentida”.

“Nunca nadie planteó que estuviera haciendo algo irregular”. La tarjeta que utilizó durante su etapa de consejero “es un medio de pago absolutamente legal y con reflejo estatutario”. Además, relató, a lo largo del proceso judicial “conocimos que Caja Madrid se dedujo un 30% de Impuestos de Sociedades y es evidente que la inspección tributaria los conocía” y por eso “me revuelvo” cada vez que se califica estas tarjetas como “black” u opacas al fisco.

De hecho, dijo al tribunal “si hubiera sabido que se trataba de una tarjeta `black´ no solo no la habría utilizado, sino que a quien me la hubiera propuesto lo hubiera llevado al Consejo de Administración o a otros sitios”.

En relación con la investigación de lo sucedido, el consejero nombrado a propuesta del sindicato CCOO dijo que “no se puede hacer un totum revolutum interesado” mezclando el uso de las tarjetas, con el rescate de Caja Madrid o la salida a bolsa de Bankia. El sindicalista recordó que no tiene recursos económicos y que para satisfacer el depósito de la fianza que se le exigió, le fue embargada su vivienda habitual.

(SERVIMEDIA)
06 Oct 2016
SGR/gja