Díez pidió también que España se aplique la recomendación de eliminar los estrangulamientos de los mercados nacionales, indicando que el de España es junto al belga el menos compacto de la UE.

Por lo demás, mostró su impresión de que el plan de rescate a Grecia estaba "diseñado para no utilizarlo nunca" y su temor de que "se usara demasiado rápido", y criticó que el Consejo hiciera una mera "declaración de intenciones".

En la misma línea, Salvador calificó el Consejo de "reunión de trámite", con "muchas declaraciones de intenciones pero pocas medidas concretas". Asimismo, pidió al Gobierno medidas internas sin esperar a que cambie el contexto internacional y que los debates domésticos no contaminen la discreta interlocución entre los partidos para fijar la posición de España en la UE.

Desde el BNG, Francisco Jorquera puso énfasis en los "costes sociales brutales" que exige salir de la crisis, a tenor del caso griego, y se mostró en contra de que la transferencia de soberanía de los Estados a la UE se vea como una delegación de soberanía en materia fiscal, porque ello alejaría las políticas económicas de los ciudadanos y el Banco Central Europeo se está comportando como "guardián de la ortodoxia liberal".

José Luis Perestelo (Coalición Canaria) advirtió de que la crisis llegó a una UE con "unión monetaria pero no económica", en la que cada país inyectó recursos en su economía, y se vio que los países ricos podían tirar de deuda, pero los más débiles no, porque los "precios prohibitivos" que se ponía a su deuda "podía llevarles a la bancarrota". En ese sentido, reclamó una "estrategia cooperativa" para "evitar que alguno se ahogue".

Finalmente, Uxúe Barkos (NaBai) calificó el Consejo como "de urgencias" por la crisis griega y censuró las "críticas irresponsables" sobre el plan de ayuda. Además, pidió a Zapatero más información sobre el mismo y sobre los mecanismos de control económico previstos por el Consejo Europeo.