Así lo concluye el último estudio publicado este miércoles por la Federación de Asociaciones de Madres Solteras (FAMS) coincidiendo con la conmemoración del 8-M, que realiza una “aproximación” a la monomarentalidad en contextos de violencia de género y denuncia la ausencia en el ordenamiento jurídico de un reconocimiento de la violencia económica, una de las formas de violencia “más ejercida”, después de la psicológica, en “monomarentalidades atravesadas por la violencia de género”, según precisó la federación en un comunicado.

Tras puntualizar que más del 80% de las familias monoparentales están encabezadas por una mujer, la federación exigió “apoyo” a la conciliación y a la maternidad “en libertad”, convencida de que “lo que no se visibiliza no existe” y de que la “vulnerabilidad” que presentan los hogares monoparentales con respecto a empleo, conciliación, vivienda y salud “se ve agravada por el hecho de que estos hogares están encabezados en su mayoría por mujeres”.

En este contexto, la presidenta de FAMS, Carmen Flores, quiso “defender y reivindicar los derechos de todas las mujeres, como parte indisoluble de los derechos humanos, para vivir libres de violencia machista e institucional, para no ser explotadas laboralmente, para tener salarios iguales y dignos”.

“Para ser visibles, para poder decidir libremente sobre nuestra maternidad y modelo familiar sin ser penalizadas por ello, pero también para que los cuidados de otras personas no impliquen la falta del cuidado propio”, sentenció.