El ruido del tráfico enferma más que la contaminación atmosférica

- Según un estudio realizado en Barcelona

MADRID
SERVIMEDIA

La contaminación acústica provocada por los vehículos causa más enfermedades que la del aire, según un nuevo estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que ha calculado por primera vez la carga de enfermedad provocada por la planificación urbana y del transporte en la capital catalana.

La investigación, publicada en la revista ‘Environment International’, se basa en la herramienta ‘Evaluación de Impactos en Salud de la Planificación Urbana y del Transporte’ (Utophia, por sus siglas en inglés), que ha sido desarrollada por un equipo de ISGlobal (centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”) y que ya se utilizó el año pasado para concluir que podrían evitarse 3.000 muertes prematuras al año en Barcelona con una mejor planificación urbana y del transporte.

En esta ocasión, el trabajo ha analizado la carga de morbilidad y los costes económicos anuales que supone para la salud pública, para lo cual los investigadores compararon las recomendaciones internacionales de actividad física y exposición a la contaminación del aire, el ruido, el calor y el acceso a los espacios verdes, con los niveles de exposición anuales de 1,36 millones de residentes de Barcelona que han cumplido al menos 20 años.

Los investigadores indican que si se cumplieran esas recomendaciones internacionales, Barcelona podría evitar cada año casi 1.700 casos de enfermedades cardiovasculares, más de 1.300 casos de hipertensión, cerca de 850 casos de ictus y 740 casos de depresión, entre otros.

En cuanto a las exposiciones estudiadas, el ruido del tráfico contribuye con un 36% a la carga de enfermedad provocada por la planificación urbana y del transporte, un porcentaje superior incluso al atribuible a la contaminación del aire.

El estudio indica que la ciudadanía de Barcelona está expuesta a una media diaria de 65,1 decibelios (dB) durante el día y de 57,6 decibelios por la noche, superando así los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que son de 55 dB y 40 dB, respectivamente.

Natalie Mueller, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, destaca que “los resultados de la investigación señalan que el ruido del tráfico es un problema de primer orden para la salud que causa molestias y alteraciones del sueño a muchas personas”.

“Existen evidencias de que la exposición al ruido durante la noche es particularmente dañina, porque afecta a los procesos de regeneración que se producen en el cuerpo durante la fase de sueño. Además, el ruido del tráfico se asocia con la hipertensión, enfermedades cardiovasculares e ictus”, añade.

POLUCIÓN, ACTIVIDAD FÍSICA, CALOR Y ZONAS VERDES

A su vez, la contaminación del aire contribuye con un 19% a la carga de enfermedad provocada en la ciudad por la planificación urbana y del transporte. Las personas residentes en Barcelona están expuestas a una media anual de 16,6 microgramos/m3 de partículas finas (PM 2,5), cuando los niveles máximos establecidos por la OMS son de 10 microgramos/m3.

En cuanto a la actividad física, el 70% de las y los barceloneses no llegan al mínimo recomendado por la OMS (150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de alta intensidad por semana). Respecto al calor, en los meses de verano se superan las temperaturas adecuadas para la salud, en tanto que un tercio de la población no vive cerca de espacios verdes.

La investigación también recalca que la carga de enfermedad provocada por una mala planificación urbana y del transporte tiene un impacto económico de más de 20 millones de euros en costes para el sistema de salud.

“La ciudad de Barcelona no cumple con las recomendaciones internacionales de actividad física, exposición a la contaminación del aire, el ruido, el calor y el acceso a los espacios verdes”, apunta Mark Nieuwenhuijsen, coordinador del trabajo y director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal, quien añade: “Se acostumbra a decir que Barcelona es una ciudad ruidosa, pero no se relaciona con la salud. El estudio muestra esta asociación, por lo que es necesario actuar de forma urgente”.

Nieuwenhuijsen indica que la carga de enfermedad en Barcelona podría descender “de manera drástica” aplicando dos medidas: la reducción del tráfico motorizado a través de la promoción del transporte activo, y el incremento de los espacios verdes. “Eso daría lugar a mayores niveles de actividad física por parte de la ciudadanía y a menos contaminación atmosférica, ruido y calor”, concluye.

(SERVIMEDIA)
30 Ago 2017
MGR/pai