Así se pronunció la titular de Defensa durante el acto de imposición de la Gran Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco al pintor Augusto Ferrer-Dalmau que tuvo lugar en el Cuartel General del Ejército de Tierra en Madrid, en un día en el que coinciden, por un lado, el Pleno del Senado en el que el Gobierno previsiblemente recibirá la autorización para aplicar el artículo 155 de la Constitución; y, por otro, una sesión del Parlamento catalán en la que podría declararse unilateralmente la independencia de Cataluña.

En el acto estuvieron presentes el jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra (Jeme), general Francisco Javier Varela Salas, y el secretario general de Política de Defensa (Segenpol), almirante Juan Francisco Martínez Núñez, entre otras autoridades civiles y militares.

El discurso de la ministra estuvo trufado de alusiones veladas al desafío independentista, quien hizo una férrea defensa del Estado de derecho y del orden constitucional. En ese sentido, comentó que actualmente se viven días que en el futuro se considerarán “fundamentales” para la estabilidad de España.

Destacó que tras 40 años de “convivencia pacífica” entre españoles, el Estado de derecho ha tenido que “salir a defender lo que es común de todos”.

Esto le sirvió para dirigirse a Puigdemont –sin mencionarlo- a quien espetó que el Estado de derecho en España, “con todas sus instituciones (pode legislativo, poder ejecutivo, poder judicial), dice “basta ya de romper la convivencia con artimañas, mentiras y medias verdades”.

Dejó claro que “la igualdad, la libertad y la ley nos pertenecen a todos” y aseveró que “el derecho a decidir de todos los españoles no es vendible ni se negocia con nadie”.

Por todo ello, afirmó que el conjunto de la sociedad –tanto sus autoridades como los ciudadanos- se deben “a su nación” y han de “aunar esfuerzos” en defender aquello que les une.

Por otro lado, explicó que la obra de Ferrer-Dalmau refleja “los valores de la milicia”: el “altruismo”, el “respeto” y la “valentía”, “tanto en las victorias como en las derrotas”.

Cospedal remachó su intervención destacando el orgullo que le suponía condecorar a un “barcelonés de pro”, lo cual representa un “hecho especialmente significativo en un día como hoy”.

Por su parte, Ferrer-Dalmau agradeció la concesión de esta distinción y afirmó que recibirla le supone un motivo de “orgullo” y le insufla ánimos para continuar su obra.