Greenpeace pide cerrar un millón de pozos ilegales para combatir la sequía en España

- Un cambio en la política hidráulica basada en las grandes obras es otra de sus demandas

MADRID
SERVIMEDIA

La actual situación de sequía en España, derivada de la escasez de lluvias y el bajo nivel de los embalses, está provocada por una mala gestión del agua y agrava los impactos medioambientales, sociales, sanitarios y económicos, por lo que una de las medidas para combatirla es cerrar el más de un millón de pozos ilegales repartidos por todo el país.

Así lo afirma Greenpeace en su informe ‘Sequía, algo más que falta de lluvia. Impactos e imágenes’, presentado este jueves en una rueda de prensa en Madrid y que, a lo largo de 28 páginas, analiza los impactos de la falta de agua en la agricultura, el medio ambiente, el abastecimiento a la población, la energía, la salud y la sociedad.

El responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace, Julio Barea, enumeró algunas demandas que esta organización propone para mitigar los efectos de la seguía, entre ellas el cierre de más de un millón de pozos ilegales que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente admite que hay repartidos en España.

Barea indicó que Medio Ambiente reconoció en 2006 más de 510.000 pozos, de los que se extraían ilegalmente más de 3.600 hectómetros cúbicos de agua al año, lo que supone el consumo medio anual de 58 millones de habitantes.

Subrayó que la Directiva Marco del Agua es “el arma legislativa” para el cierre de los pozos, pero la “desidia” administrativa ha llevado a que se haya llevado a cabo sólo una decena en la última década en la cuenca del Segura y en el alto Guadiana hubo que comprar los derechos del agua “por no crear conflictividad social”.

“Cuando tengamos que echar mano de esa agua, o no la tendremos o estará contaminada”, añadió, después de indicar que esa situación se produce, por ejemplo, en los parques nacionales de Doñana y las Tablas de Daimiel, además de en la Comunidad de Madrid y en zonas de Castilla y León.

Además, Barea consideró “urgente” cambiar la política hidráulica tradicional, basada en “hacer grandes obras hidráulicas”; luchar contra la contaminación de las aguas continentales (superficiales, subterráneas y costeras, e implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.

Por su parte, la responsable de la campaña de Biodiversidad de Greenpeace, Pilar Marcos, indicó que “la sequía ha venido para quedarse”, por lo que recomendó “descartar proyectos megaurbanísticos, playas artificiales como la de Guadalajara y campos de golf”.

Mónica Parrilla, responsable de la campaña de Bosques e Incendios de Greenpeace, propuso “políticas forestales que tengan en cuenta el cambio climático” y Sara Pizzinato, de la campaña de Energía y Cambio Climático, abogó por un sistema energético “100% renovable en manos de las personas”.

Por último, Barea indicó que actualmente hay 124 poblaciones que tienen que abastecerse con camiones cisterna y depósitos por sufrir “restricciones graves de agua”, y apuntó que la agricultura es el sector más afectado por la sequía porque consume la gran mayoría del agua dulce y hay cerca de 3,5 millones de hectáreas de regadío.

(SERVIMEDIA)
23 Nov 2017
MGR/gja