Para ello, el documento propone el uso de energías renovables, medidas para la eficiencia energética, como la mejora del aislamiento de los edificios y viviendas, y utilizar menos calefacción en ellos.

También recomienda cambios de las técnicas agrícolas y ganaderas, en la dieta y en el uso de los medios de transporte, como principales medidas necesarias para lograr una reducción de las emisiones de CO2 en 637 millones de toneladas en los próximos 20 años.

Así, los autores del informe prevén que los vehículos serán mayoritariamente eléctricos y de alquiler, en lugar de en propiedad; el uso del transporte público predominará frente al del coche particular; los vuelos domésticos dejarán de existir, y los transoceánicos serán un lujo al alcance de pocos.

La dieta también cambiará, y el cordero y el vacuno serían sustituidos por el pollo y otras aves, cuya crianza emite menos gases de efecto invernadero y requiere menores espacios para pastos, ya que estos últimos se transformaríán en terrenos de cultivo, para la plantación de especies vegetales para la producción de biocombustibles y de árboles capaces de absorber las emisiones de CO2.

Frutas como el mango o la banana, podrían convertirse en artículos de lujo, debido a la reducción a la mitad de las importaciones para evitar las emisiones de CO2 generadas por el transporte.

Según Viki Johnson, de New Economics Foundation y una de las autoras del informe, sería posible lograr esos cambios en 2030 si existiera la voluntad política necesaria para ello.